064.- Ben Hur (Años 1961, 1980, 1982)
En el curso 1980 – 1981 cursé 2º BUP. Los que lo hicierais también, seguramente recordareis que, después de la criba del 1º BUP (el BUP se implantó durante el curso 1975 – 1976, por lo que llevaba sólo cuatro años en marcha, estaba en pleno rodaje, y algunos temas eran novedosos para los profesores también, a los que les costó el cambio, sobre todo a los llamados “de la vieja escuela”), uno se sentía ya “mayor” (15 años de entonces). Empezábamos a ir a las discotecas, pensábamos en los viajes fin de curso “de verdad” (no las excursiones de un día, sino bajar al Sur y tirarnos por allí una semana; no es el desmadre de los chavalines de Gandía de la actualidad, pero en mi caso, en aquel curso disfruté de aquellas “vacaciones” distintas), de las discotecas surge un mayor interés por las chicas, etc., etc. Pero eso sería al final de curso, ya en 1981. El comienzo es en septiembre de 1980. Y justamente en aquel septiembre de 1980, recién terminadas las fiestas de San Mateo y comenzado el curso, el domingo 28 por la tarde, salí con un par de amigos a toda carrera desde LAS DELICIAS, después de comer, al TEATRO CALDERÓN. Se nos ocurrió ir a ver Ben Hur (William Wyler, EE. UU., 1959), una película con 11 premios Óscar®, la que más había logrado hasta ese momento.
La primera sesión comenzaba a las 5 de la tarde. Recuerdo llegar sobre las 16:30, y contemplar con estupor que la cola para sacar entradas era larga no, inmensa, doblando por la calle de Leopoldo Cano. Tuvimos que coger localidades en Anfiteatro. Tercera fila de Anfiteatro. Eran algo más económicas, pero ¿cómo se vería la película? ¿Estarían muy alejadas, o serían demasiado laterales?
La verdad es que en aquel momento seguro que no pensábamos en ello. Con encontrar el sitio y llegar a tiempo, teníamos bastante. Lo primero no costó demasiado; lo segundo no fue posible: la película ya había empezado. Recuerdo perfectamente que un narrador explicaba la llegada de los Reyes Magos al portal de Belén. Qué raro, ¿no? ¿Esto no iba de romanos?
Acoplados en el lugar, al final no se veía muy mal. Aunque había que mirar hacia abajo, no era mucho (ya contaré las veces que me tocaron entradas de Galería y de Paraíso), y tampoco eran demasiado laterales. Lado de los impares (izquierda de la pantalla según se mira). Por supuesto, disfruté mucho la película y no se me hizo nada larga. Bien es cierto que, en aquella época, las salas “recortaban” metraje de este tipo de películas allá donde podían. Por ejemplo, las oberturas, la banda sonora tras el descanso, etc., no se ponían (seguramente las copias ni siquiera las tuvieran). Las secuencias que más me gustaron aquella primera vez fueron, por este orden, la carrera de cuadrigas (¡¡cómo no!!) y la batalla naval. La parte final, con las hermanas de Judá en el valle de los leprosos y la crucifixión, sí se hacía un poco pesada.
Poco tiempo después, el domingo 3 de enero de 1982, vuelvo a verla en pantalla grande, en mi barrio, en butaca esta vez, en el CINE EMBAJADORES (el cartel es de aquel día). En esta ocasión, conocido el argumento, no muy lejano el día de haberla visto por primera vez, y apreciando de nuevo las escenas de acción, me fijo más en otros detalles. Por ejemplo, la escena en la que los dos amigos, Judá y Mesala discuten, y la escena acaba con una lanza balanceándose sobre una cruz, lanzada por Mesala en un acto de rabia estando Judá de espaldas. El silbido de la lanza en su desplazamiento, el golpe que pega al clavarse y el vaivén que mantiene hasta parar, con el sonido adecuado (alto), impresiona. No es raro por ello que Judá vuelva el rostro con cara de susto. Esa misma escena, cuando ponen la película por televisión (que desde entonces han sido un montón de veces), resulta completamente ridícula. Primero porque con las bandas negras que tienen que poner para poder visualizar las escenas completas, la parte de película que queda es muy pequeña y apenas se distingue qué sucede (la escena transcurre en penumbra, con iluminación de antorchas únicamente; en la imagen la escena con el cruce de maderos formando la cruz sobre la puerta). Segundo porque evidentemente el sonido que se tiene en una televisión doméstica no es demasiado alto. Ver dar la vuelta con la cara pálida del susto a un tiarrón como CHARLTON HESTON, sin habernos dado cuenta de cuál ha sido la causa, queda, en efecto, ridículo por incomprensible. Reitero, esa escena en pantalla grande, es espectacular. Nunca he apreciado tanta diferencia en ninguna otra película (y he visto muchas). Huelga decir que determinadas películas, si no se han visto en una pantalla de cine, se puede decir que no se han visto. Sabremos el argumento, pero no habremos disfrutado de ellas tal y como se concibieron jamás.
Y es que esta versión de Ben Hur está rodada con unas dimensiones muy particulares. Ya hemos comentado en otras ocasiones que la difusión de las televisiones provocó en los años cincuenta del siglo pasado que la gente dejara de ir a las salas de cine (ver reseña 52). Podían disfrutar de las películas sin salir de casa. La industria cinematográfica ideó entonces diferentes sistemas para que las películas no pudieran verse igual en las televisiones que en los cines. Entre ellos se encontraba ampliar el campo visual de las imágenes horizontalmente, de manera que la proporción entre la anchura y la altura de las películas con se ajustara bien en la pantalla de las televisiones (hasta ese momento las proporciones eran similares, 4:3; o dividiendo ambos valores entre tres, 1.33:1). Surgen entonces sistemas con proporciones distintas: 2.59:1 (CINERAMA), 2.55:1 (CINEMASCOPE), etc.
En esa idea de “obligar a ir al cine” para poder apreciar las películas en todo su esplendor, la METRO GOLDWYN MAYER (había una auténtica guerra entre las productoras por ofrecer “lo más de lo más”) decide rodar Ben Hur con un sistema y un tipo de cámaras nunca antes utilizado: película en 70 mm (el usual era 35 mm) y con lentes anamórficas. Estas lentes distorsionan la imagen en una dirección para captar un rango de imagen más amplio. Esto obliga a que cuando se proyecta, la imagen debe ser descomprimida con una lente complementaria para no ver esa distorsión, pero a cambio, además de ampliar el campo visual, proporciona una mayor resolución, detalle, profundidad y textura en la imagen, que da a las películas un aspecto distintivo de gran calidad. Concretamente Ben Hur alcanza la mayor amplitud conocida hasta el momento (exceptuando las películas IMAX; hablamos de películas convencionales): 2.76:1, ULTRAPANAVISIÓN (también llamado formato ULTRAPANORÁMICO). Por eso cuando se programa por televisión, para poder ver todo lo que pasa en la película, tienen que poner unas bandas negras arriba y abajo tan anchas. En el siguiente fotograma (tomado directamente de un DVD de la película) podemos ver esa gran anchura, y cómo el realizador coloca a los actores de extremo a extremo, para que si no tenemos esas enormes bandas negras, no podamos ver toda la acción. Y en cualquier caso, verla en una televisión de 26 pulgadas, por ejemplo, supone ver todo muy pequeño.
Evidentemente, se trata de un procedimiento mucho más caro que cualquier otro, por lo que no se podían rodar todas las películas que quisiéramos. Estaba “reservado” para espectaculares súper-producciones. Por citar algunos ejemplos de su utilización en otras películas, también se utilizó en Rebelión a bordo (Mutiny on the Bounty, Lewis Milestone, Carol Reed y George Seaton, EE. UU., 1962), La historia más grande jamás contada (The Greatest Story Ever Told, George Stevens, EE. UU., 1965), o la más reciente Los odiosos ocho (The Hateful Eight, Quentin Tarantino, EE. UU., 2015).
Así pues, haber tenido la suerte de haber disfrutado de esta película en pantalla grande, es uno de los recuerdos más apreciados de mi relación con el séptimo arte. Por supuesto, la he visto muchas veces en DVD, y supongo lo seguiré haciendo periódicamente, y créanme, las calidades actuales de imagen, sonido, poder parar, retroceder y avanzar cuadro a cuadro, escuchar en versión original, etc., siendo grandes ventajas, no tienen ni punto de comparación con poder verla en un pantallón de una sala de cine. Aunque siempre me quedará la duda de si los cines donde la vi, tendrían el equipo adecuado para proyectarla en esas dimensiones, o nos “colaron” una adaptación a CinemaScope, que esas cosas también se hacían. Quizá algún lector pueda sacarme de dudas.
Ben Hur en Valladolid
La consulta en el ARCHIVO MUNICIPAL para ver cuándo se estrenó la película en nuestra ciudad me deparó una sorpresa con la que no contaba. Pero vayamos por partes. La película se estrenó en Estados Unidos el 18 de noviembre de 1959. A España llega un año después: el 19 de diciembre de 1960 en Madrid y cuatro días después en Barcelona. En ambos casos, aprovechando las Navidades.
En Valladolid en cambio, se estrenará en torno a la Semana Santa, concretamente el sábado 25 de marzo de 1961 (prácticamente dos años después), en el TEATRO CALDERÓN, el día anterior al Domingo de Ramos. En la imagen, el anuncio que incluyó ese día El Norte de Castilla de una manera destacada. Los asistentes a la proyección en la sesión de noche tuvieron la increíble sorpresa de que el mismísimo CHARLTON HESTON los saludó desde el escenario. Estaba en Valladolid ese fin de semana después de haber rodado los tres días previos en Torrelobatón algunas escenas de El Cid (Anthony Mann, EE. UU./Italia, 1961). Recuérdense las cinco reseñas (1, 2, 3, 4, 5) que dedicamos en este mismo blog al citado rodaje. Así pues, el actor estuvo presente en los estrenos de Ben Hur en las ciudades de Nueva York, Washington, Chicago, Los Ángeles, Tokio, Melbourne, Sidney, Londres, Roma, París, Madrid y aunque parezca extraño, Valladolid. Y siendo así, es triste que existan fotografías en todas esas ciudades de su presencia en esas presentaciones, salvo en Valladolid, al menos que yo conozca, pero no dudo que tiene que haberlas, aunque no se hayan hecho públicas.
En aquellos años, durante la Semana Santa, los cines cerraban Jueves, Viernes y Sábado Santo, salvo que la película tuviera algún trasfondo religioso. Aquel 1961, mantuvieron sus sesiones el jueves y el sábado el CINE AVENIDA (con Los diez mandamientos (The Ten Commandments, Cecil B. DeMille, EE. UU., 1956)), el TEATRO CARRIÓN y el CINE ROXY (ambos con Las rosas del milagro (Julián Soler, Méjico, 1960)), el TEATRO PRADERA (con El hijo del hombre (Il figlio dell'uomo, Virgilio Sabel, Italia, 1954); el único que se proyectó también el Viernes Santo), el TEATRO ZORRILLA (la compañía de arte dramático de JESÚS VELASCO representaba Jesús (Pasión y Muerte), según la obra de Enrique Zumel) y por supuesto la comentada del TEATRO CALDERÓN. El Viernes Santo cerraban todos para no contraprogramar la Procesión General de la Pasión. El resto de salas (otras siete), cerraron los tres días. Es curioso que, llegado el Domingo de Resurrección, carpetazo a todo sentimiento religioso, y a otra cosa. Aquel 1961, tres salas (ROXY, CARRIÓN y AVENIDA) programaron la misma película a la vez (no creo que aquello sucediera muchas más veces; dos cines con la misma película sí, hubo varias, ¿pero tres?). ¿Adivinan cuál? En la imagen lo tienen.
Sobre la película
Circulan muchas fotografías de los actores durante el rodaje de la película, y se pueden escribir libros con toda la información que se ha ido recopilando desde entonces sobre una producción tan mítica. Concluyo con algunos datos que me han parecido curiosos.
1.- La preparación del rodaje duró 5 años. Se construyeron más de 200 decorados en los estudios de Cinecittá, en Roma (Italia). Entre ellos, una reproducción exacta del circo romano de Antioquia, el mayor decorado construido para el cine hasta entonces. Una vez terminado el rodaje, se desmontó por completo para evitar que se rodaran allí películas de bajo presupuesto. A pesar de ello, algunos restos se utilizaron en docenas de películas de ese tipo.
2.- En la película participaron 50.000 figurantes reales (no digitales como sucede ahora; por eso cuando me hablan de Gladiator, por ejemplo, me parece muy bien, pero sé que me están engañando por lo que no me parece en absoluto comparable el esfuerzo de filmar una y otra, por muy “perfecto” que quede el resultado final; si quiero un videojuego, voy a un videojuego, no a una película). Sólo en la escena de la carrera de cuadrigas hubo que poner de acuerdo a 15.000 personas. En el casting que se hizo para ser público de la carrera, sólo se exigía una condición: llevar barba.
3.- La Metro quería un barco que fuera muy realista en la escena de las galeras. Contrataron a un experto que reprodujera exactamente un barco como lo construían los romanos. Pero nada más ponerlo en el agua, se hundió. Se hizo otro según los constructores de la productora, y ese si flotó.
4.- BURT LANCASTER, PAUL NEWMAN y ROCK HUDSON rechazaron el papel de Judá Ben Hur antes de que se lo ofrecieran a CHARLTON HESTON. LANCASTER, ateo convencido, no quería participar en una película que promocionara el cristianismo (curiosamente cambió de opinión años después e interpretó a Moisés en la miniserie Moisés, el rey de Israel (Moses the Lawgiver, Gianfranco De Bosio, Reino Unido/Italia, 1974). PAUL NEWMAN no quería ver ni en pintura de nuevo la faldita de romano después del batacazo de su ópera prima El cáliz de plata (The Silver Chalice, Victor Saville, EE. UU., 1954). Y a ROCK HUDSON su agente le recomendó que no la aceptara porque en algunos pasajes (la estrecha amistad entre Judá y Mesala) se podía sobrentender cierta iconografía gay, y por esa época HUDSON intentaba que nadie supusiera su condición de homosexual.
5.- Todos los protagonistas romanos fueron interpretados por actores ingleses, mientras que los judíos son todos actores norteamericanos.
6.- Al director WILLIAM WYLER le molestaba que los protagonistas de sus películas aparecieran llorando en la pantalla. Por eso siempre que lo hacen, lo hacen de espaldas u ocultándose la cara.
7.- La actriz MARTHA SCOTT, que interpreta a la madre de Judá, también fue la madre de Moisés - HESTON en Los diez Mandamientos, a pesar de que en la vida real sólo era diez años mayor que HESTON.
8.- Corrió el rumor de que el doble de Mesala murió en el rodaje de la carrera de cuadrigas. Es falso. Hubo un fallecimiento en la versión anterior de Ben Hur, la de 1925, en un choque de carros durante la carrera, pero no en ésta.
9.- Ben Hur fue la primera película de la METRO en la que el famoso león no ruge al comienzo, debido a la temática religiosa de la película. Fue también la primera película de temática religiosa producida en Hollywood aprobada por el Vaticano.
10.-
Ben Hur fue pionera en la venta de productos de merchandising:
muñecos de Ben Hur, todo tipo de accesorios para recrear la carrera de
cuadrigas, toallas (Ben His para ellos y Ben Hers para ellas), el
casco de Mesala (en internet se cotiza por encima de los 900 dólares), alimentos
con la marca Ben Hur (café, mostaza, nuez moscada, todo tipo de especias,
alpiste para aves, etc.), colonia masculina, rompecabezas y puzzles, cromos, libros
de todo tipo (uno de recetas de cocina, cómics, cuadernillos para pintar para
niños, etc.), accesorios de cocina, ... Se suele hablar de esta película como
la cumbre del cine épico, y pocas veces se menciona como pionera en marketing, además de un auténtico fenómeno de gran impacto cultural.
A pesar de todo, y de todo el dinero invertido en su preparación y producción (ampliamente recuperado al poco tiempo del estreno), se deslizaron algunos errores (pero claro, el espectáculo debía primar por encima de todo, es la costumbre yanqui):
1.- En el Imperio Romano no existía la pena de galeras. No surgió hasta el siglo XV y fueron los franceses los primeros en implantarla. En Roma existía el trabajo de remero de galeras, pero era un trabajo bien remunerado al que la gente se alistaba.
2.- El caíd Ilderim (interpretado por el británico HUGH GRIFFITH) se apuesta con Mesala (STEPHEN BOYD, también británico) mil talentos en la carrera de cuadrigas. Mesala titubea dando a entender que es una cantidad muy alta, aunque por orgullo acepta. No es que sea una cifra alta, es que es desorbitada para hacer una apuesta, equivalente a unos 430 millones de euros actuales (una exageración). En la novela original se apuestan 20 talentos y ya era una cantidad apreciable.
3.- La estrella de seis puntas de David no fue adoptada por los judíos hasta la Edad Media, de modo que no es posible que el caíd se la regale a Ben Hur como sucede en la película.
4.- Es imposible que la madre y la hermana de Ben Hur se contagien de lepra si no han estado en contacto directo y prolongado con otro enfermo. Y en la película el carcelero dice que no las ha visto en años.
Por supuesto, estos errores históricos (hay más), no son achacables exclusivamente a los guionistas de la película, sino a la novela en la que se basa el relato, Ben-Hur: una historia de Cristo, escrita en 1880 por el abogado, militar (llegó a general en la Guerra de Secesión norteamericana), político, diplomático y escritor estadounidense LEWIS WALLACE (1827 – 1905). Aunque se documentó bastante, evidentemente no era una época ni un lugar en el que tuviera las mejores referencias. La novela, que alcanzó mucha popularidad, es aún hoy motivo de controversias desde el punto de vista literario (algunos indican una baja calidad por la premiosidad de sus prolijas descripciones, frente a la escasa profundidad tanto en diálogos como en la caracterización de los personajes, mientras que otros la alaban sin duda alguna). Lo que es innegable es que acercó y popularizó el cristianismo a lo largo del país.
Indicar finalmente que Ben Hur recorrió prácticamente todas las salas de proyección de la ciudad, y siempre con una apreciable asistencia de público, a pesar de su larga duración (hoy la gente se queja de esto en muchas películas; antes, no. Quizá tenga que ver que hoy se puede “perder el tiempo” en muchas más cosas que antes. Algún día descubriremos las consecuencias del mal uso de tanto artefacto digital en nuestras vidas).
Debe se muy buenan, yo solo leí el libro
ResponderEliminar