070.- Ciclo Cine y Matemáticas en Valladolid (2000)

 

            En 1992 la Unión Matemática Internacional (IMU) declaró el año 2000 como Año Mundial de las Matemáticas con el objetivo de determinar los grandes desafíos matemáticos para el siglo XXI, replicando lo sucedido en el año 1900 con una iniciativa similar llevada a cabo por el matemático DAVID HILBERT. Esta declaración pretendía ir más allá del estrecho círculo de los profesionales matemáticos, y mostrar a toda la sociedad que esta disciplina, aparte de ser el lenguaje de la ciencia, es un pilar fundamental de la cultura que nos permite comprender mejor el mundo que nos rodea y nos proporciona ideas, métodos y soluciones para resolver muchas de las situaciones problemáticas que se nos presentan cotidianamente.

          Posteriormente, la UNESCO acordó en su Conferencia General de 1997 su apoyo y patrocinio al 2000 como Año Mundial de las Matemáticas. En nuestro país, las sociedades matemáticas y otras instituciones académicas crean el CEAMM2000, Comité Español del Año Mundial de las Matemáticas. El 9 de febrero de 1999, la Comisión Mixta de Investigación Científica y Desarrollo Tecnológico debatió y aprobó por unanimidad en el Congreso de los Diputados una proposición no de Ley sobre el Año Mundial de las Matemáticas 2000. El 19 de febrero de 1999 se convoca en el Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) a todos los decanos de facultades universitarias de matemáticas y directores de departamentos de esta materia para informarles de qué se pretende, qué actividades había programadas internacionalmente y se propone organizar comités locales en todo el territorio nacional que extiendan los objetivos propuestos y compartan y se coordinen con el CEAMM2000 a fin de compartir iniciativas y dar a conocer de la forma más amplia posible todo lo que se haga en cada universidad, región, ciudad, pueblo o pequeño centro escolar.

El 14 de mayo, el Príncipe de Asturias (hoy Rey de España) aceptó la Presidencia de Honor del CEAMM2000.

            Varios cargos de la Universidad de Valladolid asistieron a esa reunión. Días después se nos informa de todo esto mediante una circular a todos los profesores de matemáticas de los departamentos de la UVa y se convoca a una primera reunión a todos los interesados en participar en la organización. A ella asistí y me convertí en miembro del Comité Local de Valladolid para el Año Mundial de las Matemáticas 2000. Desde el mes de abril (después de la Semana Santa) hasta diciembre, prácticamente nos reunimos todos los viernes cada quince días para ir comentando cómo iba la organización de las diferentes actividades que se fueron proponiendo (charlas, exposiciones, reseñas en prensa, concursos, etc.). Cada miembro del Comité fue “apuntándose” a organizar la actividad más afín a sus gustos, y sobre todo, a la que no le llevara excesivo tiempo (ahí, obviamente, son determinantes los “contactos” y “amistades” que cada uno tuviera). Y también, inocente que era uno, propuse organizar un ciclo de cine con películas sobre matemáticas. Películas comerciales, no documentales que esos seguro que tienen matemáticas, pero no interesan tanto a la gente, sobre todo a los estudiantes. Seguramente fue la primera vez de las muchas que luego escuché la misma pregunta: ¿Ah, pero existe alguna?

            Veinticinco años después, recordando aquello, debo decir que la cosa no fue sencilla. Por supuesto a todos los miembros del comité les pareció estupendo, una idea muy interesante. Pero cuando pregunté por el presupuesto con el que contaría para la organización (el CEAMM2000 asignó alguna cantidad y los departamentos sufragaban los gastos que surgieran), la respuesta fue clara: cero pesetas. Supongo que porque no confiaban mucho en que aquello llegara a buen puerto. No olvidemos que por aquellos años no existían aún los DVD, las proyecciones “guay” se hacían en celuloide 35 mm., y la gente normal sólo tenía acceso a los VHS de los videoclubs. Por otro lado, la pregunta anterior tenía su sentido, porque en 1999 no había una sola página web que hablara de películas comerciales con contenido matemático, ni libro, ni lugar del que recabar alguna información. Recuerdo también que alguno de los compañeros del Comité indicó (no sé si de cachondeo, o porque lo pensaba en serio) que sería un puntazo si alguno de los ciclos de la SEMINCI de aquel próximo 2000 fuera de Cine y Matemáticas.  

            Lo primero que se me ocurrió fue, evidentemente, saber qué películas podrían ser interesantes y que tuvieran las suficientes matemáticas como para justificar su proyección (ver una película de 90 minutos que mencione algo de matemáticas en minuto y medio de metraje, ni tenía, ni tiene, demasiado sentido). Aquello me llevó bastante tiempo. Además, no era fácil localizar luego una copia de esas películas para comprobar personalmente si merecían la pena o no, porque (y eso sigue pasando en la actualidad), internet es un pozo de información, pero también de mentiras, exageraciones y veleidades exóticas de los que quieren llamar la atención. También me leí un montón de libros de cine de la biblioteca pública, revistas especializadas, etc. Y sugerencias de conocidos también.

Imagen: Sellos conmemorativos de España e Italia, respectivamente.
 

            El tiempo pasaba, y no avanzaba mucho (tendría por entonces unas quince o veinte candidatas, pero muchas de ellas rarísimas, ilocalizables, y otras de las de una referencia de medio minuto). Pero bueno, extraje media docena de posibles títulos. Y ni corto ni perezoso me presenté en las oficinas de la SEMINCI. No es fácil describir la cara que me pusieron las diferentes personas a las que me fueron derivando cuando les presenté mi objetivo (al menos la que yo creí percibir). No sé si hoy las matemáticas tienen el mismo halo de incomprensión de aquel 1999 (porque supongo que la divulgación que se ha ido haciendo en estos años habrá servido de algo; que siguen resultando un hueso duro de roer, obviamente, eso no se puede cambiar. Pero que no te miren como si acabaras de escaparte de un manicomio, espero que eso al menos haya cambiado), pero me dio la impresión de que no sabían qué decirme. Eso sí, fueron atentos y educados, pero puedo asegurar también que no tenían ni idea de que siquiera existiera alguna película sobre el tema (y eso que el conocimiento sobre cine, se suponía que estaba garantizado, más allá de EGOYAN, LOACH, ZHANG YIMOU o KIAROSTAMI, por citar algunos ilustres realizadores de aquel momento, cito de memoria). Se quedaron con mi lista, mi dirección, y que lo consultarían.

            Aquello no me dio muy buena espina, así que, a iniciativa propia, me presenté otro día en las oficinas de la Casa Revilla, para intentar hablar con alguien responsable de los ciclos mensuales que se programaban a través de la Fundación Municipal de Cultura del Ayuntamiento de Valladolid. Yo era asiduo a esos ciclos, y aunque no tenían la repercusión de la SEMINCI, pero era una segunda buena opción. Tras esperar un buen rato (se cruzaron conmigo el crítico de cine del diario EL MUNDO de aquellos días, BENITO CARRACEDO y el actor ROBERTO ENRÍQUEZ, que por aquel entonces era más de teatro y televisión que de cine; en aquel momento no tenía ni idea de quienes eran, de hecho, lo supe después de ese encuentro cuando alguien me dijo quiénes eran).

A la vuelta de vacaciones de Navidad, encontré en mi casillero del departamento de la Universidad en la Escuela Politécnica una carta con el membrete de la SEMINCI, escrita el 28 de diciembre de 1999 (parecía una inocentada, pero no) y firmada por su director FERNANDO LARA (carta que evidentemente conservo; la tengo como uno de mis recuerdos más preciados). En ella se indica que tal ciclo sobre Cine y Matemáticas no resultaba viable, básicamente porque de las seis películas seleccionadas, sólo tres tenían distribución en España, y dos de ellas a unos precios de alquiler “realmente prohibitivos” (lo pongo en comillas por lo que luego explicaré). Además, indicaba que los cuatro ciclos a desarrollar en cada edición se preveían con un año de antelación, lo que hacía difícil incorporar uno nuevo (recordemos que esto era para el año 2000). Finaliza ofreciendo su colaboración en cualquier otro aspecto que necesitáramos.

Las seis películas que yo propuse (no para programar todas, con cuatro nos parecía suficiente; propuse seis para que tuvieran títulos suficientes) fueron éstas:

1.- El indomable Will Hunting (Good Will Hunting, Gus Van Sant, EE. UU., 1997).

2.- Cube (Cube, Vincenzo Natali, Canadá, 1997).

3.- Moebius (Gustavo Mosquera R., Argentina, 1996).

4.- Una colina en la cara oculta de la Luna (Berget på månens baksida, Lennart Hjulström, Suecia, 1983).

5.- Muerte de un matemático napolitano (Morte di un matematico napoletano,    Mario Martone, Italia, 1992).

6.- Evariste Galois (Evariste Galois, Alexandre Astruc, Francia, 1965).

Como puede comprobarse, propuse títulos de diferentes nacionalidades y de realizadores de cierto prestigio cinéfilo (es decir, no eran películas de serie B); no en vano la SEMINCI lleva el lema de “cine de autor”. Reitero que en aquellos años no había demasiada información, por ejemplo, sobre la película de ASTRUC, que años después, una vez, localizada y vista, resulta ser un mediometraje de 30 minutos. Es cierto que, la cuarta y la quinta no se han distribuidas en nuestro país, pero un festival pensé que debería tener acceso a películas no habituales. Y lo de precios realmente prohibitivos finalmente tampoco parecía ser del todo cierto, sólo una excusa.

Quien tiene padrino, …

Con la negativa de la SEMINCI, volví a la Fundación Municipal de Cultura, que también me dio calabazas, de modo que no me quedó más remedio que comunicar el fracaso de las gestiones en la siguiente reunión del Comité organizador. Una de las compañeras de la reunión comentó entonces que no me preocupara, que ella conocía a alguien de cierto peso en el Ayuntamiento, y que le comentaría el asunto. Evidentemente no voy a detallar más el asunto, pero aquel contacto fue “mano de santo”, y se me indicó que volviera al cabo de unos días a las oficinas de la FMC de la Casa Revilla. El ciclo se consiguió, pero yo no estaba demasiado satisfecho, de hecho, me cabreé bastante. Si un evento es interesante, lo es independientemente de quien lo proponga, y de qué influencias se tengan. ¿O no?

Abierto el camino, ¿por qué no pedir algo más? Además de la proyección de las películas, pensé en abrir la propuesta a alumnos de centros educativos de la ciudad y provincia. Con el apoyo de responsables de matemáticas de la Dirección Provincial de Educación, se envió una circular a todos los centros con alumnos de Bachillerato, COU y Formación Profesional de segundo grado o Ciclos de grado superior. Se les ofrecía ver las películas en la propia Casa Revilla, al día siguiente de haberlas proyectado al público, en horario escolar de mañana, a las 11.30, en versión original subtitulada, ofreciéndoles alguna actividad complementaria a la proyección de la película (o sea que la cosa no se quedara en ver simplemente una película, sino que pudieran “aprender algo”). Obviamente, yo también me encargué de preparar un guion de actividades de cada película. En estos enlaces puede verse aquel material al completo ([1], [2]).

Ciclo “2000, Año Internacional de las Matemáticas”

            El mes en el que se llevó a cabo fue en Noviembre del año 2000. Las películas fueron las tres primeras propuestas de la lista anterior, junto con Pi, fe en el caos (Pi: Faith in Chaos, Darren Aronofsky, EE. UU., 1998). Se proyectaron los cuatro martes del mes, en dos sesiones, a las 16:45 y a las 19:30 horas, con lleno completo en todas las sesiones. Bueno, salvo una sesión en la que surgió un problema imprevisto.  


             Al llegar a la Casa Revilla el miércoles 8, tras hacer una breve presentación de la película El indomable Will Hunting a los 85 alumnos del IES Las Salinas (Laguna de Duero) y a los 31 del IES Pinar de La Rubia, que se apuntaron para aquella sesión, me comunican que la película no se puede proyectar porque en la segunda sesión del día anterior, el proyector se estropeó. Me informan de que no se nos comunicó antes porque se estuvo intentando hasta el último momento reparar pidiendo la pieza estropeada a Salamanca (obsérvese que la avería se produjo sobre las 21.00 del día anterior). Con 116 alumnos y sus profesores allí, mandarles de vuelta sin hacer nada, perdiendo toda la mañana de clase, resultaba realmente algo escandaloso, de modo que nos tocó improvisar. Gracias a la buena disposición y completa colaboración de BEGOÑA ORELLANA, la responsable entonces de las actividades de la Casa Revilla de la FMC del Ayuntamiento, acomodamos a todos en la sala de conferencias, colocaron un reproductor de video y un proyector, y proyectamos Cube, que era la única película que teníamos a mano, que yo había llevado “por si acaso” (ciertamente tuve mucha intuición). Tuve que improvisar una nueva presentación de la película. Un nuevo problema surgió al finalizar la proyección: los chavales eran demasiado jóvenes para el tono, lenguaje y argumento de la película, y los profesores se quejaron. Desde luego, para ser mi primera incursión en eventos de este tipo, el bautismo de fuego fue total.

            Las siguientes sesiones los demás días, con el proyector ya reparado, fueron un éxito total, que yo sepa. Aparte de las sesiones de público general los martes, hubo seis centros de enseñanza que participaron (algunos repitieron días con distintos alumnos y niveles) con 130, 89 y 126 asistentes, respectivamente. 

Imagen: Anuncio del ciclo en la revista Entremés, del Ayuntamiento de Valladolid
 

         Durante ese mes y complementando ese ciclo de películas, el miércoles 22 se programó una mesa redonda en la Sala 1 de la Casa Revilla con el título 2000, Año Mundial de las Matemáticas. Inicialmente las personas que iban a intervenir eran MARÍA DEL CASTAÑAR DOMÍNGUEZ (en aquel momento teniente alcalde del Ayuntamiento de Valladolid; era matemática de formación y profesora de matemáticas en la Facultad de Educación de la Universidad de Valladolid), JESÚS MARÍA SANZ SERNA (En aquel momento Rector de la Universidad de Valladolid; catedrático de matemática aplicada, con muchos y diferentes reconocimientos académicos e investigadores, como es de sobra conocido), JUAN ANTONIO PÉREZ MILLÁN (entonces Director de la Filmoteca de Castilla y León; escritor de diferentes libros sobre cine y toda una institución en el conocimiento del séptimo arte) y SUSANA ARAÑÓ (del Cosmo Caixa de Madrid). Todas ellas personas muy relevantes en sus respectivos ámbitos de trabajo. Pues bien, por diferentes motivos, ninguna de ellas estuvo finalmente allí. Además, aquella lluviosa tarde (lo recuerdo perfectamente), coincidieron en Valladolid otras propuestas culturales (entre ellas la proyección en el Aula Mergelina de la película El ejército de las tinieblas (Army of Darkness, Sam Raimi, EE. UU., 1992), comedia de terror bastante chorra pero con cierto tirón popular aquellos años; la entrada era libre), a lo que se añadió el partido de fútbol Leeds United - Real Madrid de la segunda ronda de la Liga de Campeones. ¿Quién iba a querer asistir a las 19.30 a una mesa redonda sobre matemáticas? (por cierto, el Real Madrid ganó 0 – 2). Hubo en torno a una veintena de asistentes (amigos y conocidos en su mayoría), y lo que hubo fue un intercambio de impresiones entre el profesor JUAN TENA AYUSO, catedrático de álgebra de la UVa, Presidente de la Comisión del CEAMM 2000 de Valladolid, y un servidor en torno a cómo el cine comercial había tratado hasta ese momento a las matemáticas. Aquello de luchar contra los elementos venía al pelo para describir lo acontecido. 

            A todo esto, si algún asistente a alguna de las proyecciones de aquel ciclo lee esto veinticinco años después, estaría bien conocer su opinión/recuerdo.

Consecuencias

            La entonces llamativa asociación de matemáticas con cine, y la celebración de este ciclo en nuestra ciudad (en otras ciudades hubo eventos parecidos con alguna variación en cuanto a los títulos proyectados) tuvo bastante incidencia a nivel nacional. El profesor RAÚL IBAÑEZ de la Universidad del País Vasco, contactó conmigo por si estaba interesado en colaborar en un portal de divulgación de las matemáticas en internet que estaba montando, DivulgaMAT, con una sección específica mensual sobre Cine y Matemáticas. Por supuesto acepté la propuesta, en la que he permanecido los veintitantos años que ha existido dicho portal. A raíz de hacerme visible en internet, anduve por diferentes lugares de toda la geografía nacional impartiendo charlas y talleres sobre el tema durante varios años (aún lo sigo haciendo, aunque más esporádicamente). Me publicaron el primer libro que se editó en el mundo sobre el tema (después han aparecido otros autores y en diferentes países; en la imagen tenéis la portada de dicho libro; por si alguien lo tiene, que sepa que está muy cotizado en las librerías de segunda mano, ya que está descatalogado y la editorial desapareció).

También se organizaron proyecciones de películas relacionadas con las matemáticas en otros foros. Por ejemplo, en la desaparecida Escuela Universitaria Politécnica, el viernes 1 de diciembre de aquel año 2000 pusimos El indomable Will Hunting, y el 15 de diciembre Cube, en el Salón de actos de la Escuela.

Una última reflexión

En Salamanca, la Filmoteca de Castilla y León también colaboró con la difusión del Año Mundial de las Matemáticas. Ya terminando el año, en diciembre, organizaron un ciclo de cuatro películas, con los títulos que se ven en la imagen adjunta. Tres de ellos son los mismos que los que se programaron en Valladolid. La cuarta película, Una montaña en la cara oculta de la Luna, sobre la vida de la matemática sueca Sofia Kovalevskaya, es una película que en la actualidad es ilocalizable. De esas decisiones que se toman sin pensar mucho, después de salir de clase aquel lunes 11 de diciembre, cogí el coche con una compañera y nos fuimos a Salamanca a verla. Una decisión acertada porque como digo nunca más se ha podido localizar, ni se ha editado en vídeo o DVD. Desde la Universidad, hice gestiones años después con la embajada de Suecia en España para conseguirla, pero tampoco se editó en Suecia, y el director, propietario de los derechos, no tenía interés alguno en comercializarla (falleció en 2022). De modo que es bastante probable que nunca se vuelva a ver, y sin ser una maravilla, estaba interesante.

           La reflexión final, como se puede deducir de lo escrito anteriormente, es que la excusa que puso SEMINCI de precios de exhibición prohibitivos para no programar aquel ciclo, no era, digamos, “demasiado creíble”, porque con toda seguridad las posibilidades del certamen son mucho mayores económicamente hablando que las de la FMC del Ayuntamiento de Valladolid, o las de la Filmoteca de Castilla y León. Y es más, Una montaña en la cara oculta de la Luna, la proyectó SEMINCI en su 29 edición en 1984 fuera de concurso (ese dato ya lo tenía entonces, cuando hice la propuesta). Que cada cual saque sus propias conclusiones.   


 

 

 

 

 

 

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