056.- El inicio de otra saga, que no seguí (1980)
Normalmente los estrenos de películas en las salas comerciales de cine empiezan en octubre, con lo que ahora llamamos nueva temporada, como si de un curso escolar se tratase, al menos en España. Esto ha sido así desde que yo recuerdo, y ya van años. Y en verano, con mucha gente fuera de sus domicilios por las vacaciones, con el buen tiempo, era época de playa, piscinas y viajes, no de meterte en una sala oscura a ver una película (salvo los cines al aire libre, bien entrada la noche, más usuales en zonas costeras, con otras perspectivas aparte a la de ver una película). Por eso en verano no había ni hay estrenos de relumbrón, sino reposiciones, a las que también se apuntaban algunos cines del centro e incluso algunos hasta proponían programas dobles por el mismo precio. Incluso la televisión reponía series ya emitidas. En el año del que vamos a rememorar, a diario, el espacio Grandes Relatos, a las 22.30 en la primera cadena reponía Séptima Avenida (Seventh Avenue, Richard Irving y Russ Mayberry, EE. UU., 1977) y el 20 de agosto dejaba paso a la magnífica Yo, Claudio (I, Claudius, Herbert Wise, Reino Unido, 1976).
En agosto de 1980, un sábado por la tarde, con no mucha gente por la ciudad, pasando calor, un grupo de chavales de quince años (entre los que me encontraba), esperando el inevitable comienzo del nuevo curso escolar (iba a ser 2º de BUP; pasada la escabechina del curso anterior, porque recuérdese que el 1º de BUP solía ser devastador en cuanto al número de suspensos; y 2º de BUP tampoco era manco, también dejaba de estudiar mucha gente en ese curso, y se pasaban a FP o directamente buscaban un trabajo). Nos juntamos como media docena aquella tarde, es decir, la gente ya estaba de vuelta de vacaciones. A alguno se le ocurrió que podíamos pasar parte de la tarde, porque fuimos a la sesión de las cinco de la tarde, en el cine. Y por televisión se anunciaba la película que aparece en la imagen que además exhibía el “gancho” de estar Clasificada S por el horror de sus imágenes (sobre las películas con esta clasificación de carácter erótico ya se hizo una entrada). Los primeros países donde se había estrenado fueron los Estados Unidos y Canadá el 9 de mayo de 1980, y en esta ocasión, para variar, España no tardó demasiado en distribuirla, el 13 de agosto de 1980 (después de Australia, Reino Unido, Irlanda y Dinamarca), y Valladolid también la proyectó enseguida: el viernes 15 de agosto, dos días después que en Madrid y Barcelona, ¡¡inaudito!!
El sábado 23 de agosto, en la sesión de tarde como indiqué anteriormente, en el TEATRO LOPE DE VEGA (magnífico entorno para una película de terror) disfrutamos (o debería decir sufrimos, y no precisamente por miedo) de la primera entrega de lo que posteriormente y gracias a su éxito sería una prolífica saga.
En anteriores reseñas ya he comentado que el género de terror nunca ha sido plato de mi gusto, fundamentalmente por malos recuerdos de algunas películas (por el momento sólo he comentado ésta). Seguramente debo matizar qué entiendo por terror, porque las hay de muchos tipos y formas. Aprecio cinematográficamente el terror clásico, digamos Drácula y afines (ROGER CORMAN, POE, etc.), y no me importa ver de vez en cuando alguna de esas películas. Las que me causaron más sugestión y malas noches son las relacionadas con el diablo, las posesiones, brujas, etc., muy de moda aquellos años setenta por el enorme éxito de El Exorcista (The Exorcist, William Friedkin, EE. UU., 1971) y que muchos se dispusieron a imitar de cualquier manera (sucedáneos europeos, italianos, alemanes y españoles, mayoritariamente, como con otros géneros). Evidentemente el problema fue verlas a una edad temprana porque en la actualidad no me causan ningún problema, aunque no las veo porque no me gusta perder el tiempo con algo que no me gusta, y considero (pido perdón a los que sí les guste el género, que además sé que son muchos, amigos incluidos) una solemne estupidez por inverosímil (con los años se me ha acentuado mucho el espíritu crítico científico), patético (suelen ser productos de bajo presupuesto y con guiones lamentables) y copias unas de otras (muy de vez en cuando aparece algo original).
El slasher
Dentro del terror hay una categoría denominada slasher. Muchos subgéneros cinematográficos se nombran mediante neologismos (palabras tomadas de otros idiomas directamente, o derivaciones de palabras ya existentes). Así, tenemos westerns, noir, giallo, exploitation, screwball comedies, humor slapstick, slasher, polar, gore, …, y muchos más, la lista no es breve. Algunas tienen traducción al español, pero los escritores y críticos cinematográficos, por razones que ellos sabrán (yo tengo mi propia opinión, pero no la voy a decir para no ser políticamente incorrecto y que no me caigan más insultos y maldiciones de las estrictamente necesarias de aquellos que lean esto y no estén de acuerdo, que también serán unos cuantos) prefieren mantener las acepciones foráneas a pesar de la riqueza del español. Pues bien, slash en inglés significa textualmente cuchillada o cortadura, y slasher la persona que suelta cuchilladas a diestro y siniestro. Esto ya nos indica una de las características de este tipo de películas, junto a la existencia de un psicópata que asesina brutalmente preferentemente a adolescentes y jóvenes (chicas en su mayoría) a las que ningún adulto puede ayudar o proteger, en lugares apartados e inquietantes. Otros parámetros más comunes (se han ido sucediendo las variaciones, básicamente porque cuando la cosa no da más de sí, hay que añadir nuevas situaciones, más bestias cada vez, porque el objetivo es llamar la atención y hacer más recaudación; aquí no existe, en general, lo de la creatividad artística y cultural) suelen ser que la mayoría de las veces las víctimas están involucradas en situaciones sexuales, de consumo de drogas, de acoso, etc. Los asesinos, en un principio personas corrientes, se han visto obligados prácticamente, a ejercer una venganza por haber sido humillados, menospreciados o sentirse sencillamente inferiores por alguna razón física o psicológica, y tienen una fuerza descomunal (aunque sean viejecitas de noventa años). Normalmente no buscan ensañamiento o tortura con sus víctimas, sino “justicia” que la sociedad no les da, y se cargan al personal de modo súbito y rápido, eso sí, con elementos cuanto más bestias mejor, como hachas, sierras eléctricas, taladradoras, y demás utensilios aptos para que la casquería sea lo más impactante posible. Como ven en mi descripción no les tengo demasiada simpatía (aunque algunas me han causado cierta curiosidad, por lo inverosímil o disparatado de la situación fundamentalmente; las comedias no suelen hacerme reír, pero algunas de éstas sí me han provocado alguna mínima sonrisa, siempre y cuando lo desagradable no sea excesivo). El asesino normalmente no muestra su rostro, sino que lo oculta con algún artilugio o máscara que además es un elemento que define la saga posterior (porque casi todas han tenido un montón de secuelas, precuelas, spin-offs, recuelas, y demás inventos que den “pasta”). Y finalmente, nunca mejor dicho, está la presencia de la llamada chica final, porque “casualmente” el último superviviente suele ser una chica, no porque haya sido la más inteligente, que a veces si, sino porque es más vistosa, puede sugerir al espectador sus cualidades, etc. (por eso precisamente muchos críticos y estudiosos han calificado este tipo de películas como abiertamente sexistas).
Sobre la película
Hay películas que dejan buenos, malos o ningún recuerdo en la mente del espectador. En este caso, recuerdo que me resultó corta, con sensación de tomadura de pelo porque entre que empezó, vimos los tráileres de otras películas, y el final, no llegó a hora y media (o sea que a las 18.30 estábamos fuera), y claro el importe de la butaca en el TEATRO LOPE DE VEGA no eran las treinta pesetas de los cines de barrio que frecuentábamos entonces. Y respecto al argumento, salvo el susto final en la barca en las tranquilas aguas del lago, lo demás todo muy previsible, anodino diría. Muchas escenas con las chicas con ropas muy transparentes (como las típicas películas para adolescentes, y con sustos para que la pareja con la que vas al cine se arrime un poco, deje de mirar y te pida que le relates lo que pasa, y de ahí en adelante), y poco más. Seguramente fueron razones suficientes como para decir, una y no más, y por tanto pasé por completo de todas las secuelas posteriores.
Esa impresión que comento, un tanto negativa, se ve corroborada con datos objetivos cuando se busca información adicional sobre la película. El guionista VICTOR MILLER y el director SEAN S. CUNNINGHAM habían hecho dos películas juntos (Vienen los tigres (Here Come the Tigers, Sean S. Cunningham, EE. UU., 1978), una parodia de bajo presupuesto de Los picarones (The Bad News Bears, Michael Ritchie, EE. UU., 1976), y Los huérfanos de Manny (Manny's Orphans, Sean S. Cunningham, EE. UU., 1978); ambas dirigidas a un público infantil), sin demasiado éxito, todo hay que decirlo. CUNNINGHAM había sido el productor de La última casa a la izquierda (The Last House on the Left, Wes Craven, EE. UU., 1972) que sí había cosechado un éxito en todo el mundo, y quería disfrutar también de un verdadero éxito y prestigio como su colega WES CRAVEN (los productores ponen la “pasta” pero normalmente no adquieren la fama de los directores). VICTOR MILLER había empezado su carrera como novelista/dramaturgo, pero como tampoco rascó demasiado, se pasó a escribir guiones de cine. Hablando claro: ambos querían dar un pelotazo como fuera.
Como parecía que el terror gozaba de cierta popularidad y llevaba público a las salas (o sea, con el precedente de La última casa a la izquierda) pensaron que estaría bien intentarlo con una peli de ese tipo. Recientemente también había triunfado La noche de Halloween (Halloween, John Carpenter, EE. UU., 1978), así que, partiendo de ella, MILLER escribió un pequeño esquema de un guion que luego sería Viernes 13 (vean la de CARPENTER y luego me dicen si se parece o no “demasiado”). Introdujo también ideas de otra película para adolescentes que había tenido cierta popularidad, Los incorregibles albóndigas (Meatballs, Ivan Reitman, Canadá, 1979) una comedia sexual adolescente ambientada en un campamento de verano. Si han visto ambas, comprobaran que Viernes 13 es un burdo refrito de ambas. Por cierto, ni corto ni perezoso CUNNINGHAM contactó con el productor de Halloween, IRWIN YABLANS para que produjera su película, pero él se negó, ya que no estaba interesado en hacer otra película de terror (yo creo que no quiso comprometerse a arriesgar dinero en algo que ni tenía guion claro, y era una escandalosa imitación de la suya). De hecho, ya durante el rodaje, los jóvenes y desconocidos actores estuvieron algo desconcertados porque no podían preparar con tiempo su trabajo ya que lo que tenían que rodar se lo daban la misma mañana del rodaje porque ni estaba hecho y muchas secuencias son improvisaciones de ellos mismos (se ha argumentado que era para que no conocieran de antemano por donde tiraba el argumento y su interpretación fuera más natural y realista, pero posteriormente se ha sabido que es que no tenían guion y lo preparaban la noche anterior).
Pero es que luego, las escenas de la puesta en escena (hachazos, cuchilladas, etc.) están copiadas tal cual de otras varias películas, fundamentalmente de los realizadores italianos MARIO BAVA (las enumero de mayor a menor “parecido”: Bahía de Sangre (Reazione a catena, Italia, 1971), Seis mujeres para el asesino (Sei donne per l'assassino, Italia/Mónaco/Francia, 1964) y La muchacha que sabía demasiado (La ragazza che sapeva troppo, Italia, 1962)) y de DARIO ARGENTO (El pájaro de las plumas de cristal (L'uccello dalle piume di cristallo, Italia/Alemania, 1970)). Por supuesto cualquiera de ellas tiene mayor calidad cinematográfica que Viernes 13. En los EE. UU., hubo un director menospreciado (porque sus películas eran/son muy desagradables y de extrema violencia) y de poca difusión comercial (sólo entre aficionados al género) llamado HERSCHELL GORDON LEWIS, de algunos de cuyos títulos “bebe directamente” Viernes 13 como Blood Feast (1963; no estrenada en España) y 2000 maníacos (Two Thousand Maniacs!, EE. UU., 1964) que además son sin duda sus mejores películas (aunque no del nivel de BAVA o ARGENTO). Y por supuesto todos, sin duda alguna, son deudores de las sublimes Psicosis (Psycho, Alfred Hitchcock, EE. UU., 1960) y El fotógrafo del pánico (Peeping Tom, Michael Powell, Reino Unido, 1960). La mayor parte de lo posterior (podéis no estar de acuerdo) es, salvo raras excepciones, casquería y repulsividad.
A pesar de todo, de ser una película de bajo presupuesto y copia de todas éstas que he citado, Viernes 13 se convirtió en un gran éxito internacionalmente (prueba de que la gente de cine sabe más bien poco o nada; también es verdad que la única manera de acceder a películas como las comentadas en aquellos años eran las salas, y como ya tenían todas ellas más de diez años, no se programaban; ahora gracias a los DVD, internet y las plataformas podemos revisionar casi cualquier producción y verificar lo que estoy diciendo). De hecho, guionista y realizador han vivido desde entonces, junto a otros, exprimiendo la estela de Jason Voorhees: una serie de 11 películas más, además de otros suculentos (económicamente) productos como novelizaciones de películas (como las de la imagen de SIMON HAWKE de 1987, entre las más populares), novelas para adultos jóvenes, cómics, juegos de mesa y de video, juguetes y todo tipo de merchandising. Respecto a las películas:
1.- Viernes 13 (2.ª parte) (Friday the 13th, Part 2, Steve Miner, EE. UU., 1981)
2.- Viernes 13 (3.ª parte) (Friday the 13th Part III, Steve Miner, EE. UU., 1982)
3.- Viernes 13 (4ª parte): Último capítulo (Friday the 13th. The Final Chapter, Joseph Zito, EE. UU., 1984)
4.- Viernes 13. Parte V: Un nuevo comienzo (Friday the 13th: A New Beginning, Danny Steinmann, EE. UU., 1985)
5.- Viernes 13, 6ª parte. Jason vive (Friday the 13th Part VI: Jason Lives, Tom McLoughlin, EE. UU., 1986)
6.- Viernes 13. 7.ª parte: Sangre nueva (Friday the 13th, Part VII: The New Blood, John Carl Buechler, EE. UU., 1988)
7.- Viernes 13. VIII parte: Jason vuelve... para siempre (Friday the 13th, Part VIII: Jason Takes Manhattan, Rob Hedden, EE. UU., 1989)
8.- Viernes 13: El final. Jason se va al infierno (Jason Goes to Hell: The Final Friday, Adam Marcus, EE. UU., 1993)
9.- Jason X (Friday the 13th Part 10: Jason X, James Isaac, EE. UU., 2001)
10.- Freddy contra Jason (Freddy Vs. Jason, Ronny Yu, EE. UU., 2003)
11.- Viernes 13 (Friday the 13th, Marcus Nispel, EE. UU., 2009).
También se han estrenado, al menos dos cortometrajes de fans, The Cold Heart of Crystal Lake (Joe Patnaud, EE. UU., 2003) y en nuestro país Viernes 13: La muerte del verano (Marcos Sastre, España, 2022). En el enlace lo podéis disfrutar entero. Son unos 10 minutillos. Incluso se rodó una serie de televisión de 72 episodios de una hora de duración, Misterio para tres (Friday the 13th: The Series, Canadá, 1987), que aunque en el título original hace referencia a Viernes 13, no tiene ninguna relación con nada de las películas. Tal fue la repercusión y la rentabilidad del título.
Y por supuesto las parodias, como Me parece que... sé lo que gritasteis el último viernes 13 (Shriek If You Know What I Did Last Friday the 13th, John Blanchard, EE. UU., 2000). Y los documentales:
Su nombre fue Jason: 30 años de Viernes 13 (His Name Was Jason: 30 Years of Friday the 13th, Daniel Farrands, EE. UU., 2009)
Memorias de Crystal Lake: La historia completa de Viernes 13 (Crystal Lake Memories: The Complete History of Friday the 13th, Daniel Farrands, EE. UU., 2013).
Respecto a los actores, todos salvo BETSY PALMER (la señora Voorhees, la madre de Jason) y algún veterano de aparición breve, eran completamente desconocidos. Fueron enviados por una agencia de casting de Broadway. El director, SEAN S. CUNNINGHAM, dijo que necesitaba "chicos guapos que pudieran aparecer en un anuncio de Pepsi". Paradójicamente, el éxito de la película no les alcanzó a ninguno, salvo a KEVIN BACON, que también paradójicamente, es uno de los primeros en morir en la película. Y a algunos les complicó la vida. ADRIENNE KING (Alice, la chica final, la única superviviente hasta la escena del lago) fue acosada por un fan obsesionado. Aterrorizada, pidió que su papel en la segunda parte fuera lo más pequeño posible. Y no aceptó ningún otro papel en el cine ni hizo apariciones públicas durante casi 20 años después, concretamente hasta 2010. En 2021 volvió a su personaje en el mediometraje Jason Rising: A Friday the 13th Fan Film (James Sweet, EE. UU., 2021). HARRY CROSBY (Bill) es el hijo del actor/cantante BING CROSBY y, alucinen hasta donde llegó la mascarada de los responsables de Viernes 13, fue elegido únicamente porque JAMIE LEE CURTIS había sido un verdadero descubrimiento en La noche de Halloween y era hija de JANET LEIGH y TONY CURTIS, y querían un hijo de un actor famoso. Hasta en eso fueron mediocres en la planificación de la película. Por supuesto, HARRY CROSBY tampoco logró hacer nada relevante después.
Sólo un par más de anécdotas, porque no es plan el aburrir al lector que no sea fan total de la película, BETSY PALMER rechazó en un principio aparecer en la película porque le parecía (palabras textuales) “una auténtica mierda”. Aceptó finalmente porque necesitaba dinero para comprarse un automóvil nuevo. La película se rodó en un paraje apartado, el campamento NO-BE-BO-SCO (abreviatura de North Bergen Boy Scouts) en Hardwick, Nueva Jersey. La mayoría del reparto y el equipo se alojaron en hoteles durante el rodaje, y debían trasladarse en un autocar público diariamente para llegar al sitio. El campamento está en funcionamiento en la actualidad y las visitas son numerosas como turismo cinematográfico porque todo el mundo quiere conocer y fotografiarse en el famoso Crystal Lake. Por supuesto hay un montón de imágenes con recuerdos del rodaje. La película costó 550.000 dólares, y recaudó 39.754.601 dólares sólo en los Estados Unidos. Su recaudación mundial fue de 59.754.601 dólares.
Si alguna vez vuelvo a perder el tiempo viéndola (la tengo en DVD, pero no me ha apetecido repasarla), me gustaría comprobar por curiosidad si en los títulos finales han colocado la consabida frase de que ningún animal fue herido o recibió maltrato alguno durante el rodaje. Lo digo porque hay una escena en la que aparece una serpiente y los protagonistas se la cargan. Según los actores, no estaban rodando, nadie les avisó, la serpiente apareció y ellos asustados, la mataron. Luego todo ello apareció en el montaje de la película (no sabían por tanto que estaban rodando).
Por cierto, después de la película, mis amigos y yo, subconscientemente o no, acabamos la tarde en el Campo Grande, en el estanque concretamente, como si no hubiéramos tenido suficiente con el lago que acabábamos de ver. Como siempre, la realidad no es tan poética: una tarde de agosto en Valladolid, un grupo de adolescentes, a las siete de la tarde, ¿dónde iban a estar con un poco de fresco aquel año 1980? La respuesta es obvia, y Jason no tuvo nada que ver.
Comentarios
Publicar un comentario