005.- Nueve días en cartel (Año 1972)

 


            Aunque no hay consenso de los neurólogos por el momento, parece que no es hasta cumplidos los tres años cuando una persona empieza a tener recuerdos. Antes de esa edad, el cerebro humano se halla en pleno proceso de formación y desarrollo, se crean conexiones entre las neuronas y desaparecen otras a un ritmo mayor que en ningún otro momento de nuestra vida. Y al parecer en esas rupturas se pierde cualquier tipo de memoria que se hubiera establecido. Por eso no es hasta los tres años cuando estamos más o menos seguros de que el cerebro empieza a tener las capacidades suficientes para almacenar recuerdos. Además, para ello, tenemos que haber adquirido algún modo de entender qué sucede a nuestro alrededor para poder procesarlo y almacenarlo en nuestra mente. Coinciden esos tres años con la primera película que comenté como primer recuerdo en una sala de cine en una entrada anterior.

           A punto de cumplir siete años, mis recuerdos están más claros, y con ellos dos películas con mucha nitidez. Obviamente no sabía las fechas con precisión hasta que no me he puesto a indagar en la hemeroteca de EL NORTE DE CASTILLA en el ARCHIVO MUNICIPAL DE VALLADOLID (a cuyos empleados agradezco su amabilidad para ayudarme en cualquier consulta) que esas dos películas las vi con pocos días de diferencia. Así pues, he constatado que las Navidades de 1972 resultaron muy cinéfilas para mí, ya que ambas películas coincidieron prácticamente durante los mismos días, entre el martes 4 de enero y el miércoles 12 (casi con seguridad una sería el jueves 6 y la otra el sábado 9 de enero, ya que llevar a un niño al cine en día laborable, sería bastante poco probable). Centraré esta reseña en una de ellas, dejando la otra para la siguiente.

            Nuevamente el CINE AVENIDA, y también con una película de animación de WALT DISNEY, y del mismo director: Los Aristogatos (The Aristocats, Wolfgang Reitherman, EE. UU., 1970). No la he vuelto a ver nunca hasta que se la puse a mi hijo en un DVD en casa hace unos años. No recordaba todos sus detalles, pero sí muchas de sus escenas.

           Si El libro de la selva fue la primera película que el emporio Disney estrenó después de la muerte de su fundador (aunque su producción comenzó estando vivo), Los Aristogatos fue la última que WALT DISNEY aprobó en persona y la primera en ser realizada desde sus inicios por la compañía después de su muerte. Aunque resulte chocante, el argumento se basa en una historia real sucedida en 1910 en la que una familia de gatos parisinos heredó una considerable fortuna. Inicialmente, fue pensada como una entrega de dos partes de la serie de televisión Disneylandia. El mágico mundo del color (1954). Esta serie, algunos de cuyos episodios veíamos los niños de aquellos años por televisión, se mantuvo 36 temporadas en antena en los Estados Unidos, produciendo un total de 733 capítulos. Seguramente algunos lectores la recuerden, y que además de cortometrajes de dibujos animados de los personajes habituales de la compañía (Pato Donald, Mickey Mouse, etc.), emitían largometrajes troceados en varias tandas, telefilmes (¿recuerdan a Daniel Boone, por ejemplo?), reportajes curiosos sobre naturaleza, viajes, deportes, etc.

           Finalmente se lanzó como largometraje estrenándose en los EE. UU. el 24 de diciembre de 1970 (aunque hubo una premiere en Los Ángeles el 11 de diciembre de ese año). En Reino Unido también se estrenó esas Navidades (el 27 de diciembre); sin embargo, en el resto del mundo no se estrenó hasta mediados de 1971. En España el 6 de diciembre de 1971, y en nuestra ciudad, el martes 4 de enero de 1972, permaneciendo en cartel sólo nueve días (en Madrid se mantuvo varios meses).

           Supongo que en aquel momento me divertiría porque, a diferencia de dramas previos de Disney como Bambi, ésta es puro entretenimiento (las andanzas de O’Malley, el gato callejero, por ejemplo, son ocurrentes y entretenidas). Quizá la ausencia del genio de WALT DISNEY, o la búsqueda de productos más comerciales, motivaron ese cambio de rumbo más políticamente correcto. Por otro lado, vista con los ojos del adulto actual, se empieza a notar un cierto autoplagio respecto a sus películas precedentes, una cierta repetición de esquemas que demostraron su eficacia. Por citar un par de ellos, a pocos se les escapará que la pareja O'Malley y Duquesa son meras transposiciones a gatos de sus homólogos perrunos Dama y Vagabundo. ¿Y qué me dicen del aprendizaje de cómo es de verdad la vida en los sórdidos ambientes callejero-nocturnos y a través de ellos el descubrimiento de la verdadera amistad? Es el mismo planteamiento de La dama y el vagabundo. ¿Y los villanos? ¿No les recuerdan a los de 101 Dálmatas? ¿No pretenden cosas muy parecidas Cruella Deville y el mayordomo Edgar? También se reiteran las caracterizaciones de los animales según actores y personajes populares de la cultura norteamericana (el personaje de Scat Cat o Gato Jazz como se tradujo aquí, fue diseñado para ser interpretado por el trompetista LOUIS ARMSTRONG: su apariencia física, la forma en que tocaba su trompeta, hasta el hueco prominente entre sus dientes. Desafortunadamente, ARMSTRONG no pudo grabar una sola línea por culpa de una enfermedad; O'Malley se basó en PHIL HARRIS, un actor de radio, cine y televisión de los años 40).

Tampoco faltan las referencias culturales: los perros Napoleón y Lafayette llevan el nombre de los famosos generales franceses NAPOLEÓN BONAPARTE y el MARQUÉS DE LAFAYETTE. Recordemos que NAPOLEÓN fue emperador de Francia, que conquistó gran parte de Europa, mientras que LAFAYETTE fue un noble que ayudó a los estadounidenses durante la Revolución Americana. Los personajes de Toulouse y Berlioz llevan el nombre de dos famosos artistas franceses: el pintor e ilustrador HENRI DE TOULOUSE-LAUTREC y el compositor HECTOR BERLIOZ, respectivamente. Por cierto, la música, como en otras películas de la productora son parte fundamental de la película. Además, el título principal fue la última interpretación de MAURICE CHEVALIER antes de fallecer, y la canción Todo el mundo quiere ser un gato jazz, popularizada en nuestro país con una versión moderna al ser elegida como sintonía del programa semanal La Script dedicado al cine que cada sábado nos brindaba la cadena SER hace unos años.

          En la ciudad esos días fueron noticia las mejoras aprobadas para el Colegio Residencia Don Juan de Austria, el conocido popularmente como Hospicio, hoy sede de la Biblioteca de Castilla y León en la plaza de la TrinidadEL NORTE DE CASTILLA indica que, sin embargo, la necesidad de ofrecer un hogar mejor a los niños que no pueden vivir en el propio, exige la sustitución de ese centro por otros más modernos. En marzo de 1970 se comenzó la construcción de una nueva casa-cuna en terrenos de Vista Verde, donados a la Diputación de Valladolid. El propósito inicial era inaugurar el centro en ese año 1972. Siguiendo con temas sociales, se anunciaba también la construcción de un nuevo hogar para ancianos en la zona baja de la Loma de las Contiendas en el BARRIO GIRÓN, la reorganización de la estructura del antiguo Asilo de la Caridad que en 1962 había cambiado el nombre por el de Residencia Nuestra Señora del Carmen, hoy Centro Asistencial Nuestra Señora del Carmen situado en la calle Chancillería. El centro pertenece a la Asociación Vallisoletana de Ayuda a la Ancianidad y a la Infancia, ASVAI, nombre que tomó precisamente en 1972. Cambiando de tema, había cierto malestar por la ubicación de los autobuses de línea en la estación provisional del Poniente (en los antiguos cuarteles de Artillería, entre el Instituto Núñez de Arce y el monasterio de San Benito). En ese momento, no se había construido aún la actual Estación de Autobuses en la calle Puente Colgante, en el solar de la antigua estación de tren de vía estrecha Campo de Béjar, terminal que llevaba a Medina de Rioseco, aunque estaba cerca de aparecer y resolver el problema.

(Publicado el 10 - 06 - 2019)

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