045.- Récords de permanencia (1) (Año 1975)
Es bastante frecuente leer y/o escuchar que los castellano-leoneses (los vallisoletanos en particular) tenemos poco cariño a nuestras ciudades, que no nos sentimos orgullosos de ellas ni de su historia al contrario que los paisanos de otras regiones o países. Y que somos pocos y poco efusivos los que tratamos de hacerlo. Yo creo que esto no es así, o al menos que requiere algunas matizaciones.
Ciertamente nuestro carácter no es precisamente el más jaranero del reino (eso ya lo han descrito y analizado personas mucho más versadas en el tema que lo que yo pueda aportar), pero desde luego no han sido (ni son actualmente) pocos los que han tratado de recordar y estudiar hechos y personalidades de nuestro pasado, y luego contárselo a los demás. En las redes sociales es manifiesto el interés de muchas personas por saber, por encontrar imágenes y fotos antiguas, por recordar lo típico y destacable de nuestra tierra o nuestra ciudad. Lo que ya no nos gusta tanto es aprenderlo bien: es habitual encontrarse cuestiones que ya han sido respondidas por otros lectores o en el propio texto de la entrada (y no digamos si esa entrada ocupa más de tres líneas o tiene añadido un enlace a un artículo, como es el caso de estas reseñas sobre recuerdos de cine y cines desaparecidos de la ciudad). Pero esto no es patrimonio exclusivo de los vallisoletanos, sino que es norma general en todos los usuarios de redes sociales. Queremos saber, pero no queremos la explicación completa, solo una pildorita, y a otra cosa, que me aburro. Por supuesto todas esas personas no se van a acercar a un libro con mayor y mejor información. Y que quieren que les diga, así no se aprende nada de nada, entre otras razones porque se olvida con la misma facilidad que el tiempo que lo hemos dedicado. Así que nos seguirán llevando a muchos los demonios cuando después de poner una foto del CINE GOYA, pongamos por caso, y explicado dónde estaba, se encuentre alguien que diga “Ah, el de la calle Panaderos. ¡Qué recuerdos!”. En fin, somos así, qué le vamos a hacer. Yo ya he desistido de la bordería de decirles “está explicado dos opiniones atrás”.
Tras esta pequeña reflexión (en la que muchos no habrán llegado al final), vayamos a lo nuestro. Que en Valladolid han tenido lugar acontecimientos únicos en España, y anteriores a ocurrir en otros lugares, es bastante conocido (como cada ciudad tiene las suyas, no crean que esto es exclusivo nuestro, aunque aquí ha habido muchos más que en otros lares). También en lo que concierne al mundo del cine. Tener una Semana Internacional, una Cátedra de Cine, un montón de Cine Clubs en nuestro pasado, y muchas salas en otras épocas, han propiciado situaciones únicas y reseñables. Hoy vamos a recordar una de ellas, uniéndola al hecho de ser una de las películas que más tiempo ha permanecido en cartel de la historia cinematográfica de esta ciudad. Inicio así un ciclo de artículos (no serán seguidos) sobre este asunto. Indagar en ello lleva su tiempo, y por el momento no tengo la relación completa de todas las películas exhibidas hasta hoy en Valladolid ni sus días en cartel, así que por ahora no podemos asegurar cuál ha sido la película que más ha sido vista en nuestra ciudad, pero iremos descubriendo algunas.
La naranja mecánica (A Clockwork Orange, Stanley Kubrick, Reino Unido, 1971) se estrenó mundialmente en Estados Unidos y Canadá el domingo 19 de diciembre de 1971. Unos días después, pasadas las fiestas navideñas, el 13 de enero de 1972, lo haría en su país de origen, Reino Unido. Como sabemos, una gran polémica la acompañó, incluso desde antes de ser estrenada. Junto a ello, bandas de delincuentes comenzaron a desmandarse por los países que la habían visto, imitando el estilo brutal y adoptando la indumentaria de la banda de drugos del film, lo que provocó la inmediata relación causa-efecto (visión de la película-incremento de la delincuencia) en la sociedad. El director y su familia empezaron a recibir cartas amenazantes, lo que le llevó a la insólita decisión, por inusual, de retirar la película de la exhibición pública allí donde pudo (Reino Unido). Obviamente en España era impensable que con la censura y el régimen político se estrenara una película de este tipo, que mostraba una violencia tan explícita, que cuestionaba las actuaciones de los gobiernos teóricamente democráticos y transmitía una visión muy desalentadora de nuestra sociedad tanto social como moralmente.
El 19 de febrero de 1975, el Ministerio de Información y Turismo publica una Orden por la que se establecen nuevas normas de calificación cinematográfica y el 1 de marzo se deroga la legislación de censura cinematográfica vigente desde 1963. Warner Española quiere que la película se estrene en nuestro país. Presentan la solicitud ante la Dirección General de Cine del Ministerio, y la aprueban, pero a condición de que se exhibiera primero en algún festival para chequear la reacción de la gente, y a partir de ahí, ver si se autorizaba o no su distribución. Así, acaba anunciándose su proyección en el marco de la XX SEMANA INTERNACIONAL DE CINE DE VALLADOLID de 1975 (¡¡casi cuatro años después de su estreno en los EE. UU.!!). Aunque no todo sería tan sencillo: a quince días de la proyección, STANLEY KUBRICK se negaba a que la película se proyectara en Valladolid, …, y otras incidencias, todas ellas relatadas por los propios protagonistas de entonces (espectadores incluidos) en el documental La naranja prohibida (Pedro González Bermúdez, España, 2021), aunque de él hablaremos un poco más adelante.
Aquel 23 de abril de 1975, en la
ciudad se acumularon los eventos. Por la mañana, en la CASA DE CERVANTES, la Corporación Municipal hizo un homenaje (se
hacía cada año en ese día) a la memoria del insigne escritor en el 359
aniversario de su fallecimiento. Por otra parte, el director de la SEMINCI, CARMELO ROMERO, anunció en una rueda de prensa su renuncia a continuar en su
puesto en la siguiente edición. A las 20:00, PACO DE LUCÍA dio un accidentado
concierto en sesión única en el TEATRO
CALDERÓN. Y a las 22:30 tuvo lugar el
primer pase de La naranja mecánica en el CINE
COCA, sede del certamen, sólo para prensa y personas acreditadas, junto al
cortometraje alemán La luz (Das Licht, Jaroslav
Ucen). Al día siguiente se volvería a proyectar para el público en general en
el TEATRO CARRIÓN, como era costumbre.
La expectación que se generó fue enorme, formándose una espectacular cola a las
puertas del teatro para comprar entradas desde ese miércoles, permaneciendo
allí toda la noche, con alguna que otra intervención policial. En EL NORTE DE CASTILLA ya se avisaba de
que, ante la masiva demanda de localidades, se restringía a cuatro el número de
localidades que cada persona podía adquirir. Después, momentos antes de entrar,
un grupo de personas sin entrada, intentó colarse por la fuerza, impidiéndolo
la Policía, aunque el hecho se saldó con algún que otro trompazo y la rotura de
una luna del teatro. Es conocido también el aviso de bomba que se produjo
durante la proyección ante la que el director del Festival decidió no prestarle
atención y proseguir sin interrumpir la sesión. Afortunadamente se trató de una
falsa alarma. Todo transcurrió en la más absoluta normalidad, a pesar de que la
conflictividad social era alta: la Universidad llevaba más de dos meses cerrada
(de modo que mal iba a poder proyectarse nada en ella como quería KUBRICK)
habiéndose sucedido numerosas manifestaciones estudiantiles y de los ciudadanos
en general pidiendo su reapertura. Había también cierre en diferentes secciones
de FASA-Renault, con numerosos despidos, el sector de la construcción estaba en
huelga y había reuniones y concentraciones de trabajadores,… el ambiente era
muy tenso.
En junio de 1975 el Ministerio aprobó la distribución de la película en nuestro país.
Recorrido posterior
Los llenos para esta película, en las tres sesiones, eran habituales, teniéndose que encargar la entrada con bastante antelación, según cuentan las personas que conozco a las que he preguntado. Personalmente no vi la película hasta muchos años después, en vídeo. Recuerdo que no me apasionó demasiado. Me llamó un poco más la segunda parte, con lo del tratamiento Ludovico, y la crítica implícita que llevaba. No se encuentra realmente entre las películas que aconsejaría, pero esto va en gustos personales, si bien reconozco su espíritu rompedor, y más en aquellos años, además de sus innovaciones técnicas y visuales, constituyéndose en un referente icónico del siglo (aún referenciado a día de hoy en productos como el videoclip de la canción Me encanta de las NANCYS RUBIAS, dirigido por ALEJANDRO AMENÁBAR).
La naranja prohibida
La narración (en inglés la parte relatada por MALCOLM McDOWELL) está muy bien llevada, recordando el marco general del país para entender bien la épica del resultado, si bien en algún momento a uno se le pasa por la cabeza precisamente eso, que quizá en algunas afirmaciones haya demasiada épica, aunque no es exagerada. En su parte final se hace un pequeño experimento: reunir a un grupo de jóvenes actuales que no conocían la película, proyectársela y recoger sus opiniones. Llama la atención la unánime opinión de que, en estos tiempos de corrección, la realización de algo similar es impensable, lo que deja en el espectador la razonable duda del lugar en el que ha quedado la libertad de expresión (por supuesto respetando siempre los derechos humanos y sin hacer apología de ningún movimiento extremo).
Este documental se estrenó el 23 de octubre de 2021 en una proyección especial de la 66 Edición de la SEMINCI (MALCOLM McDOWELL estuvo en la presentación). En la actualidad puede verse en el canal TCM.
Tuvimos la suerte de verlo en pantalla grande (en España sólo se ha visto en plataformas, no en salas comerciales) en la Sala 5 de los CINES BROADWAY el 14 de marzo de 2022 a través del Cine Club Casablanca, con la presencia de su director PEDRO GONZÁLEZ BERMÚDEZ, con el que pudimos charlar e intercambiar interesante información sobre el rodaje del documental.
(Publicado el 20 - 06 - 2023)
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