019.- La mejor sala de la ciudad (Años 1974 y 1978)

    

            En Valladolid ha habido tres salas cinematográficas que han destacado del resto (excluyendo los teatros; me refiero solo a aquellas diseñadas exclusivamente para proyecciones), cada una hijas de una época concreta: el CINE COCA (años treinta), el CINE AVENIDA (finales de los cincuenta), y el VISTARAMA (años setenta). Por mi edad, la única de la que pude ser testigo de su inauguración fue esta última, que no lo fui “in situ”, pero sí por expectación creada por medios de comunicación y el boca a boca de familiares y conocidos. Quizá el calificativo de “la mejor” sea un poco exagerado, las valoraciones de este tipo siempre son subjetivas, pero desde luego que ha sido uno de los locales más cómodos y espectaculares para disfrutar del cine, es innegable.

            EL NORTE DE CASTILLA fue anunciando su inminente inauguración, con anuncios diarios de gran tamaño diez días antes de tener lugar, concretamente desde el martes 22 de octubre de 1974.


            Su inauguración fue también todo un acontecimiento, el jueves 31 de octubre de 1974, con una sesión para autoridades (el alcalde de la ciudad, el presidente de la Diputación, delegados de Ministerios, entre otras personalidades) y otros invitados. Se proyectaron varios cortometrajes con los que se pudo apreciar la calidad de imagen y sonido de la instalación. Como era costumbre en aquel momento, después tuvo lugar el típico vino español, servido por la CAFETERÍA VALTIERRA (que como muchos recordarán, se encontraba, y ha estado hasta hace bien poco, en la calle Felipe II, esquina con Conde de Ribadeo). Para el público general la apertura sería al día siguiente, el 1 de noviembre, con la película El Gran Gatsby (The Great Gatsby, Jack Clayton, EE. UU., 1974), tercera adaptación al cine de la obra homónima de SCOTT FITGERALD, con un gran tirón mediático en aquel momento en base a sus protagonistas, ROBERT REDFORD y MIA FARROW, filme que clausuró el último Festival de Cine de San Sebastián.

            La espectacular sala culminaba con una pantalla curva no demasiado usual en la ciudad, aunque si uno repara en el nombre y su significado, estaba claro lo que podíamos encontrarnos. VISTARAMA es un sistema de proyección que emplea una lente anamórfica con la que las imágenes se comprimen dos veces respecto a su anchura normal. Explico esto un poco con palabras sencillas. Una anamorfosis es una deformación de una imagen para la que existe un punto desde el cual se ve perfectamente. En Valladolid son conocidas las anamorfosis de CARLOS V y su esposa que se encuentran en la sacristía de la iglesia de San Miguel, por ejemplo. El cine emplea las lentes anamórficas para ampliar el campo visual de la película. Surge en los años cincuenta (aunque hay ya ejemplos en el cine mudo) para luchar contra el fenómeno de la televisión (¿por qué iba a ir la gente al cine si me ponen las películas por la tele? Había que ofrecer por tanto algo nuevo, mejor). Y aparecen diferentes sistemas como CinemaScope, Panavisión, etc., hay muchos, que utilizan lentes que comprimen (anamorfizan) las imágenes en el eje horizontal adaptándola al ancho del fotograma para luego proyectarlas en pantalla ancha (panorámica) mediante ópticas que las descomprimen (desanamorfizan), devolviéndole su anchura normal. El Vistarama es uno más, ofreciendo además una pantalla con una curvatura amplia que logra llegar hasta proporciones de 1:2.55 (un metro de alto por 2.55 metros de ancho). Para dar más espectacularidad al evento de la proyección, normalmente disponían de unas grandes cortinas que tapaban toda la pantalla, que se iban descorriendo con lentitud (los espectadores observaban ansiosos hasta dónde se abría el campo visual) al inicio de cada sesión. El logotipo explica también cómo se anunciaba en el periódico, simulando la curvatura de la pantalla, como vemos en las imágenes. La sala vallisoletana se integró dentro del circuito de espectáculos FERNÁNDEZ-ARANGO.

       Aunque la ciudadanía estuvo encantada con el surgimiento de una sala de estas características, seguramente creó cierta inquietud en el resto de salas vallisoletanas; no en vano la exhibición cinematográfica es un negocio, y habría que repartir el mismo pastel (el público asistente al cine) entre más participantes. Y además con 784 butacas.

           En efecto, si echamos un vistazo a las propuestas del resto de salas para esa semana, abundan las frases ostentosas y los anuncios más grandes de lo normal. Algunos buscaban el tirón de aquellos años de las películas “picantes” o con cierto morbo: ROXY estrena Chicas de alquiler (Ignacio F. Iquino, España, 1974) con NADIUSKA y el espinoso tema de la prostitución (con un anuncio de media página en el periódico); en el COCA Tocata y fuga de Lolita (Antonio Drove, España, 1974), protagonizada por la miss AMPARO MUÑOZ; el TEATRO ZORRILLA prorroga el documental Helga, el milagro de la vida (Erich F. Bender, Alemania, 1967) (en V. O. subtitulada) con escenas impactantes sobre la concepción y el parto de un bebé; en el TEATRO CARRIÓN la comedia Dormir y ligar todo es empezar (Mariano Ozores, España, 1974), con un ALFREDO LANDA en plena popularidad.

Otras salas apelaron a la espectacularidad, como el CINE AVENIDA, reponiendo La aventura del Poseidón (The Poseidon Adventure, Ronald Neame, EE. UU., 1972), pero con no demasiadas buenas maneras ya que colocan un anuncio no confuso, sino decididamente falso. Decía “15 Oscars. La única película que logró tantos”. Un poco más abajo, en letra algo más pequeña, matiza: “La única película que ha logrado reunir entre actores y técnicos un total de 15 oscars”. Y eso es mentira; de hecho, esa película sólo obtuvo un óscar a la mejor canción original (tampoco cuadran las nominaciones: 8 en total). A lo que se refiere es a que participan personas que a lo largo de su carrera han acumulado por otros trabajos ese número de galardones. En el CALDERÓN reponen días antes por sólo tres días Lo que el viento se llevó, un valor siempre seguro.

Al final, nada de eso hizo falta: el destino quiso que la sociedad vallisoletana tuviera otras preocupaciones aquellos días, ya que el 30 de octubre un incendio en la factoría Montaje 2 de Fasa Renault en el que hubo 10 muertos y 31 heridos (con la sospecha encima de que fuera provocado). Causó, con razón, una gran conmoción en la ciudad. Se aplazaron muchos eventos con motivo del sepelio y funeral de las víctimas, al que asistió el ministro de Relaciones Sindicales, entre otras autoridades. La cosa no estaba para mucha fiesta.

         Las características del VISTARAMA motivaron que durante mucho tiempo programara películas espectaculares, de las que hablaremos en otra ocasión. Mi “estreno” en él no fue acorde con sus características: Dos súper policías (I due superpiedi quasi piatti, Enzo Barboni, Italia, 1977), la décima película de la popular pareja TERENCE HILL y BUD SPENCER, en una sesión de noche, a las 22:30, en la fila 2, un viernes entre el 11 de febrero y el 9 de marzo de 1978, que fue el periodo en que estuvo allí.

Película con el único objetivo de la diversión y el entretenimiento, todos los resortes de la narración (gags, chistes, golpetazos y acciones inverosímiles) están diseñados a imagen de la pareja protagonista, sin olvidarnos del resto de figurantes, muy identificados con su asumido papel. TERENCE HILL (MARIO GIROTTI) y BUD SPENCER (CARLO PEDERSOLI) comenzaron su carrera conjunta en 1964 con Tú perdonas, ..., yo no (Dio perdona... Io no!, Giuseppe Colizzi, Italia/España), un spaghetti western en absoluto cómico, y se extendió hasta 1994 con Y en Nochebuena... ¡Se armó el Belén! (Botte di Natale, Terence Hill, Italia/Alemania/EE. UU.) (treinta años, y diecisiete películas). Su mayor éxito lo alcanzaron en su quinta intervención juntos, la mítica Le llamaban Trinidad (Lo chiamavano Trinità..., Enzo Barboni, Italia, 1970).

  Recordando aquellas magníficas pantallas, en las que las películas se aprecian en todo su esplendor, los que las hemos disfrutado las añoramos profundamente, más aún viendo cómo muchos espectadores consumen cine en ridículas pantallas de móvil. Al igual que se ha hecho el esfuerzo de conservar y mantener nuestros magníficos coliseos en los que se puede gozar de una acústica y una visión excelentes apreciando el trabajo de las adaptaciones de las grandes compañías teatrales, sería deseable que nuestra ciudad tuviera alguna sala cinematográfica en la que poder apreciar las grandes superproducciones de otras épocas. Muy educativo sería el que fuera además con los sistemas de proyección tradicionales (celuloide, 35 mm.), pero habiendo desaparecido la práctica totalidad de copias en esos formatos, aunque forzosamente tenga que ser en digital, al menos que fuera en el tamaño y con el sonido más adecuados. Evidentemente debería ser de titularidad pública (aunque estoy convencido que hay público para sostener una propuesta de este tipo). Hoy por hoy, tras la desaparición de la práctica totalidad de las salas, la única posibilidad de pantalla que puede acercarse sería la del AULA MERGELINA de la Universidad, que viene ofreciendo cine clásico de calidad durante los cursos de verano desde hace años. Pero insisto, lo ideal sería poder tener una sala como aquellas del VISTARAMA o del AVENIDA durante todo el año. Queda hecha la propuesta, por si alguien la recoge.

(Publicado el 16 - 03 - 2021)

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