039.- Mi primera visita al Cine Goya (Año 1977)

 

Es bastante probable que, para aquellos que recuerden la existencia del CINE GOYA en la calle Labradores nº 15, lo asocien a películas clasificadas S, ya que fueron prácticamente las únicas que programaban en su última etapa. Obviamente, para una sala inaugurada en 1944, hubo otro tipo de sesiones, aunque en los años setenta del siglo pasado la mayor parte eran para mayores de 18 años. No obstante, en determinadas festividades, prácticamente todos los cines de reestreno trataban de aprovechar que niños y jóvenes no tenían clases en colegios e institutos y reponían películas para todos los públicos. En aquellos años las ofertas de ocio juvenil no eran muchas: discotecas para los mayores, salones de futbolines y billares, ir al cine, quedarte en casa, o pasar frio deambulando por la calle en pandilla. Aún no habían hecho acto de presencia las hamburgueserías, aunque no tardarían.

        Lo verdaderamente chocante de aquel sábado 16 de abril de 1977 en que salí por primera vez solo del entorno seguro del CINE DELICIAS y pasé el túnel de LAS DELICIAS hacia el CINE GOYA, fue la sesión propuesta (por supuesto eso lo aprecio hoy; en aquel momento no tenía ni idea, aunque vistas las películas imagino me percataría de lo añejo de los films): ¡¡Dos películas de principios de los años 40!! Además dos películas con cierta relación, aunque aparentemente no lo parezca. Y hoy me surge la pregunta que obviamente nadie me podrá responder: ¿fue casualidad o el programador del cine lo hizo con toda la intención?

Antes de hablar de cada una, desvelemos qué queremos decir. Corrían como hemos dicho los inicios de los años cuarenta. En diciembre de 1941, los Estados Unidos entran en la II Guerra Mundial después del ataque de los japoneses a PEARL HARBOUR, aunque el ambiente bélico que se sentía en todo el mundo también lo palpaban los americanos con anterioridad. Hollywood se propuso hacer olvidar ese drama a la sociedad, siquiera durante hora y media, produciendo comedias, musicales y películas de aventuras exóticas. Uno de los estudios que adoptó este ideal fue UNIVERSAL PICTURES, y la pareja de cómicos del momento eran BUD ABBOTT y LOU COSTELLO. Pero UNIVERSAL financiaba películas de bajo presupuesto, y el público prefería grandes superproducciones. Los ingleses, por ejemplo, habían copado las salas gracias a El ladrón de Bagdad (The Thief of Bagdad, Ludwig Berger, Michael Powell, Tim Whelan y William Cameron Menzies, Reino Unido, 1940), película que aunaba aventura, fantasía, humor, exotismo e incluso emoción, gracias a los decorados, las interpretaciones, los efectos especiales, etc. Los ejecutivos de la UNIVERSAL pensaron que ese era un buen punto de partida, pero a ser posible, gastando menos dinero. Para ello metieron en la coctelera esos mismos ingredientes, y funcionó.

La sensación que se tiene a día de hoy viendo Las mil y una noches (Arabian Nights, John Rawlins, EE. UU., 1942) es parecida a la que tuve en 1977, y probablemente la de su fecha de estreno (eso era lo que se buscaba): una historia de otro tiempo, unos decorados descaradamente artificiales, unos actores exóticos, pero simpáticos y atractivos (MARÍA MONTEZ (1912 – 1951), SABÚ (1924 – 1963) y el sucedáneo de héroe aventurero JON HALL (1915 – 1979)), y sobre todo, un color tremendamente exagerado. Es de hecho la primera película de esta productora en utilizar la técnica del Technicolor a tres bandas (three-strip Technicolor). Presentado en 1932, fue el primer procesado de película en ofrecer el espectro completo de colores en oposición a la gama limitada de rojo y verde de los anteriores. Las cámaras especiales hechas a medida contenían prismas que separaban la luz en tres haces, que se dirigían respectivamente a través de filtros azul, rojo y amarillo para grabar la misma toma en tres tiras a blanco y negro. Después, un proceso de tintado permitía imprimir imágenes en el espectro de su color filtrado y combinarlas en una sola tira de película. El proceso se utilizaría para producir los primeros mega éxitos en color de Hollywood (Así se rodaron, por ejemplo, Blancanieves y los siete enanitos (1937, Disney Studios), Robín de los bosques (1938, Warner Brothers), Lo que el viento se llevó (1939, MGM) o El mago de Oz (1939, MGM), entre otras muchas) y sería el estándar para la realización de películas en color hasta 1955.

Pero su uso fue limitado, porque este sistema, además del proceso en laboratorio descrito,  tenía otros inconvenientes:

– El elevado coste y el peso de las cámaras.

– La filmación en Technicolor requería una iluminación mucho más intensa que la utilizada para filmar en blanco y negro, lo que provocaba que la temperatura se disparara en los estudios de rodaje. Durante la filmación de El mago de Oz, por ejemplo, las temperaturas subieron a más de 37°C, causando problemas de salud a los actores con más vestuario encima.

– El maquillaje utilizado para la filmación en blanco y negro no era poroso y hacía que los actores sudaran bajo la iluminación Technicolor. Un problema aún más grave era la reflectividad del maquillaje que provocaba que los colores de la escenografía y el vestuario tiñeran la carne de los actores. Y con tanta temperatura, el maquillaje se deshacía lentamente, sobre todo cuando se repetían escenas. Algunas actrices se negaron a rodar películas con este sistema. Max Factor & Co. desarrolló un maquillaje que resolvió ambos problemas.

– Lo que se ve en el set de rodaje no era muchas veces lo que se impresionaba en la película. En consecuencia, se requería que un consultor de Technicolor estuviera presente en el rodaje para asesorar a los cineastas sobre los esquemas de color y, si fuera necesario, vetar cualquier toma que se considerara incompatible con la cinematografía en Technicolor. Para los directores de arte, directores de fotografía, directores de efectos especiales y diseñadores de vestuario, la realización de películas con este sistema de color fue una experiencia de aprendizaje que requirió una coordinación sin precedentes.

El resultado final es espectacular, aunque las tonalidades tan fuertes dan una apariencia final totalmente kitsch (estética pretenciosa, abigarrada, cursi, de mal gusto o pasada de moda). En la imagen, cartel español de la reposición de la película de 1975, la que aparecía en el cine en aquella sesión a la que asistí.

Los actores      

La trayectoria del protagonista masculino es francamente curiosa, entre otros detalles, porque llega a rodar películas con tres nombres distintos: CHARLES LOCHER, LLOYD CRANE y finalmente JON HALL, a partir de su undécima película. Pero sin ninguna duda lo que realmente destaca en la película (así lo reflejan todas las reseñas y críticas de la época) que determinó gran parte de su éxito de público fue la presencia de la singular MARIA MONTEZ, la reina del Technicolor, como fue denominada.  María Antonia África Gracia Vidal de Santos Silas, nacida en la República Dominicana, era hija de un diplomático español, y desde pequeña tuvo claro que quería dedicarse a las artes escénicas (elige como apellido artístico el de la célebre bailarina LOLA MONTEZ). Se inició en 1940 como modelo en Nueva York, y ese mismo año el cine se fijó en su belleza, alcanzando la categoría de protagonista después de haber intervenido solo en siete películas. Sin embargo, el estatus de gran estrella lo alcanza gracias precisamente a esta versión de Las mil y una noches.  Es tal el éxito mundial que la UNIVERSAL vuelve a emparejar a sus protagonistas en cinco películas más, alternando el tercer exótico protagonista entre SABÚ y TURHAN BEY.

En 1951, con sólo 39 años y 26 películas, MARIA MONTEZ es encontrada muerta en la bañera de su habitación en Francia (al parecer como consecuencia de un infarto; se especuló con que la costumbre de bañarse con agua casi hirviendo, pudo tener que ver con el fatal desenlace). Casualmente a la misma edad que la bailarina de la que tomó su nombre artístico.

Las mil y una noches, la película

          Muy libremente basada en los cuentos orientales (no podía ser de otro modo en aquellos años), la película se estrenó en Nueva York el día de Navidad de 1942. En España se estrena en Madrid el 22 de febrero de 1945 en el emblemático y aún en activo CINE CALLAO. A nuestra ciudad llega el martes 13 de marzo de 1945, en la pantalla del TEATRO CALDERÓN, como vemos en el anuncio de EL NORTE DE CASTILLA (en aquellos años no se esmeraban mucho en la publicidad: no les hacía falta). Once días permanece en cartel, siendo reestrenada posteriormente en el TEATRO ZORRILLA el lunes 21 de mayo de 1945, permaneciendo una semana (lo habitual en los reestrenos de sesión continua en aquellos años).

Como ya se comentó antes, la película es relanzada en los años setenta con copias nuevas. El jueves 7 y viernes 8 de abril de 1977 la programa el TEATRO CARRIÓN. En estos años, la publicidad como vemos en la imagen es bastante más atractiva. Después, pasa al CINE GOYA (las películas del CARRIÓN las retomaba habitualmente el GOYA) el sábado 16 de abril (cuando la veo yo) hasta el sábado 23 de abril. Por supuesto, después tendría su recorrido por los cines de barrio de la ciudad.


Abbott y Costello

Desde los inicios del cine, aproximadamente cada década (aunque su trabajo se prolongara durante más tiempo), aparece una pareja cómica de moda, que extiende sus actuaciones a otros medios como la radio, el teatro y la televisión. Si en los años treinta esa pareja fueron STAN LAUREL y OLIVER HARDY (los célebres El Gordo y el Flaco), en la siguiente década en los Estados Unidos tomaron el relevo BUD ABBOTT (1895 – 1974) y LOU COSTELLO (1906-1959). En este caso surgen en la radio, para pasar posteriormente a los escenarios de Broadway antes de dar el salto al cine, lo que se produce en 1940 a través de los estudios UNIVERSAL. Interpretaron 36 películas hasta 1956, y en nuestro país las que mayor repercusión tuvieron fueron aquellas en las que se enfrentaban a los clásicos monstruos de terror de aquellos mismos estudios (Drácula, el hombre lobo, Frankenstein, el hombre invisible, etc.). A pesar de su antigüedad y de ser a blanco y negro, sus películas se reponían con cierta regularidad en los cines de sesión continua vallisoletanos, por lo que volví a toparme tanto con ellos como con MARIA MONTEZ como ya veremos en posteriores reseñas.

En esta ocasión, en Agárrame ese fantasma (Hold That Ghost, Arthur Lubin, EE. UU., 1941), estrenada en nuestro país en las Navidades de 1942, nuestra torpe pareja son dos empleados de una estación de servicio que entre los bienes que heredan de un gangster se encuentra una casa en la que acontecen fenómenos un tanto extraños. Toda la película está montada en torno a los gags cómicos de la pareja (en particular el de la “vela en movimiento”, muy apropiado para una casa embrujada). Con eso, las expresiones del rostro miedoso de COSTELLO (como siempre todo le sucede a él, su compañero se lo toma a chufla, hasta que lo comprueba con sus propios ojos, momento en el que se escabulle en cuanto puede; todas sus películas son variaciones de esta fórmula), un mínimo argumento y cinco números musicales a cargo de TED LEWIS y su orquesta y de las hermanas ANDREWS (las dos intervenciones de este trío se filmaron después de haberse terminado la película completa) está descrita la trama, que sin embargo, treinta y tantos años después de su estreno seguía sacando las carcajadas del personal.

Y mientras, en nuestra ciudad

Aquellos días estaban siendo muy convulsos en Valladolid y particularmente en LAS DELICIAS. Resumo algunas cosas que sucedieron durante esa semana.

         El jueves 14 fueron detenidos a punta de metralleta cuatro dependientes de la LIBRERÍA VILLALAR, situada en la Plaza de la Universidad. Según informó la prensa, su delito fue colocar en el escaparate dos posters de EL CUBRI con los colores de la bandera republicana. Se trataba de un recordatorio del aniversario de la proclamación de la II República, pero claro aquellos momentos no estaban las cosas para bromas. EL CUBRI fue un colectivo de historietistas (FELIPE HERNÁNDEZ CAVA, guionista y PEDRO ARJONA y SATURIO ALONSO, dibujantes) nacido en 1972 como colaboradores de la revista de cine Fotogramas. Su nombre pretendía ser un homenaje a su admirado STANLEY KUBRICK, y pronto se especializaron en historietas de estética rompedora y temática política y social. Por otro lado, la citada librería, abierta en 1972, como otras en diferentes ciudades del país, trataba de oponerse al régimen de FRANCO, distribuyendo libros publicados en el extranjero desconocidos en España, organizando charlas y encuentros, y posteriormente editando colecciones propias. No se trataba exclusivamente de textos políticos, sino también didácticos, pedagógicos, de teatro, antropología, etc. Al ser ediciones modestas y reducidas, hoy en día son libros muy codiciados por bibliófilos y coleccionistas. La librería cerró en 1981.

El viernes 15 se detuvo a varios trabajadores de la construcción como presuntos participantes en un piquete de huelga (se reclamaba la firma de un convenio colectivo con los empresarios del sector; no eran los únicos: trabajadores de diferentes empresas, empleadas del hogar, los transportistas, etc., buscaban asimismo mejoras salariales). Los partidos políticos andaban en plena primera campaña electoral de la democracia con una febril actividad, seguían apareciendo día sí y día también comunicados y manifiestos en contra de la legalización del partido comunista (PCE, en aquel momento), el personal no docente de la Universidad también estaba reclamando sus derechos llegando a paralizar la actividad académica en varios centros. También se había cerrado la Facultad de Medicina y la presencia de agentes de la Policía Armada, había impedido la celebración de un acto organizado por la A.U.P.E.P.M. (Asociación Universitaria Para el Estudio de los Problemas de la Mujer) en el que se iba a tratar sobre la condición de la mujer en la República; en definitiva había bastante agitación social.

El sábado 16 cayó el Gordo de la Lotería Nacional en la ciudad (28 millones de pesetas) en el número 00612 (un número particularmente bajo, por lo que hasta el día anterior seguían sin venderse muchos décimos) que se vendió en la Administración 9 de la Plaza de España.

Pero el suceso más desgraciado y lamentable tuvo lugar en LAS DELICIAS: el ahogamiento de un niño de tres años que cayó al canal que pasaba por el barrio absorbido por uno de los sifones. Habían sido muchas las ocasiones en que colectivos de vecinos, representantes de la Asociación Familiar Delicias, responsables de los colegios de la zona, entre otros, habían pedido la desaparición de aquel canal (más de dos mil niños conformaban la población escolar de la zona) al Ayuntamiento y la empresa propietaria de la instalación, pero siempre se acababan pasando la pelota unos a otros (de 1972 data la primera petición a la alcaldía). Hasta seis accidentes (sin tanta gravedad) tuvieron lugar con niños en aquel canal antes de este fatídico día. Hartos de la situación, los vecinos celebraron una asamblea el mismo domingo y deciden lanzarse a la calle en manifestación al día siguiente con destino el Ayuntamiento. Cerca de un millar de personas parten del canal, y son detenidos por tres furgonetas de la Policía Armada en la calle Hornija. Se inicia un diálogo entre los policías y los manifestantes que reconocen no tener permiso, pero con el argumento de que aquello no era una manifestación política sino de “justicia social”, se les deja proseguir a condición de no interrumpir el tráfico rodado. Continúan por las aceras, pero en la avenida de Segovia a la altura de la calle Canterac, otros tres coches policiales les esperan, y en esta ocasión, al no deponer su actitud, se produce una carga que dispersa a los vecinos. La repulsa y condena por todo ello fue unánime. Tiempo después el canal se terminó soterrando.

 (Publicado el 8 - 02 - 2023)

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