071.- Semblanza del CINE CASTILLA (1955 - 1975 - 1986)
Hace unos días, EL NORTE DE CASTILLA publicaba un artículo sobre la histórica reivindicación de los vecinos del BARRIO GIRÓN pidiendo la recuperación y utilización dotacional para el barrio y sus vecinos del antiguo CINE CASTILLA. Me ha parecido una buena ocasión y totalmente acorde con el espíritu de este blog, para recordar la trayectoria cinematográfica de aquella sala. Debo adelantar que se trata de uno de los pocos cines al que nunca tuve ocasión de ir, por la lejanía a la que se encontraba de mi domicilio en el barrio de LAS DELICIAS, pero del que he ido recopilando suficiente información, como he hecho del resto de salas de nuestra ciudad.
Inicios
Como seguramente todo vallisoletano conoce, el BARRIO GIRÓN fue proyectado a finales de los años cuarenta del siglo pasado por el Instituto Nacional de la Vivienda de España y debe su nombre al entonces ministro de trabajo JOSÉ ANTONIO GIRÓN DE VELASCO. Originalmente se construyeron 723 viviendas protegidas, Iglesia y centro parroquial, Grupos escolares, y Centro sanitario, y fue inaugurado en el año 1955. Su peculiar estilo (semejante a un pueblo andaluz), la humildad de sus primeros habitantes y su situación, bastante alejado entonces del centro de la ciudad, lo marcaron con un cierto carácter de barrio marginal, más producto de la imaginación y las habladurías que de la auténtica realidad. Uno de los últimos edificios en construirse, en la Avenida de los Cerros, fue un Hogar del Productor, amplio local para actividades sociales, regido por el Frente de Juventudes de la Falange.
Durante esos primeros años, se instala un bar en el local, y se dedica a lugar de recreo y encuentro de personas mayores (partidas de cartas) con algún entretenimiento para jóvenes (futbolines). Los fines de semana se programan películas populares en el gran salón de actos del local (unas 496 localidades), de acuerdo a los testimonios de los espectadores de aquellos años, porque no he localizado en la prensa anuncio alguno de estas proyecciones.
Nueva andadura
En los años setenta, el empresario cinematográfico JESÚS MATALLANA (con una amplia experiencia en los cines AVENIDA, ALAMEDA y MATALLANA), se embarca en un nuevo proyecto, reformando la sala (modernización de butacas, equipos, bajada del techo, dotación del ambigú, etc.) con el nombre de CINE CASTILLA. Se inaugura el sábado 20 de septiembre de 1975 con el programa doble Cabaret (Cabaret, Bob Fosse, EE. UU., 1972) y Esplendor en la hierba (Splendor in the Grass, Elia Kazan, EE. UU., 1961), que retomaba en esa ocasión del CINE MATALLANA, en donde fueron proyectadas la semana anterior. En aquellos primeros años limitaba su oferta a los fines de semana (de jueves o viernes a domingo) y los periodos de vacaciones, con programación doble de películas de restreno, en sesión continua. Las primeras semanas son películas célebres, grandes éxitos, aunque según van pasando las semanas, sólo es una la destacable, normalmente una superproducción para todos los públicos.
Aquellos años, la amplia oferta de cine en la ciudad (20 salas, con 32 películas simultáneamente) unido a la situación un tanto alejada del CINE CASTILLA, conllevaba que la asistencia de público no fuera muy destacable. Llenar el casi medio millar de butacas era una tarea prácticamente imposible, y en varias ocasiones las películas se proyectaron a un único espectador (situación que hoy tampoco es muy extraña). Estos grandes salones, en ocasiones, se alquilaban para eventos multitudinarios (mítines políticos, conferencias, asambleas, reuniones de todo tipo, etc.) desde siempre (recuérdense los celebrados en el TEATRO PRADERA, TEATRO CALDERÓN, etc.). Normalmente, se hacían en lugares céntricos, pero también a veces en los barrios. Así en el CINE CASTILLA, el viernes 29 de octubre, a las 8 de la tarde, de aquel 1976, aparece anunciado un acto de confirmación falangista con motivo de la celebración del 43 aniversario de la formación. El domingo 30 volvió a abrir con normalidad.
1978 prosigue del mismo modo. Abre sólo los fines de semana, sábados y domingos (algún viernes festivo también, como el 6 de enero, o en Semana Santa miércoles, jueves y viernes santo). Así hasta finales de mayo en que cierra sus puertas. Permanece cerrado los meses de junio, julio y agosto, retomando las proyecciones el 15 de septiembre. De ahí a final de año prosigue con la misma dinámica: abre viernes, sábado y domingo, y fiestas puntuales como el 12 de octubre o el 8 de diciembre. Igualmente, durante todo el año 1979 y parte de 1980. En esta época el precio de la butaca estaba ya en 60 pesetas.
Cine de autor
El sábado 25 de octubre de 1980 hay un cambio importante. Aparece la denominación Sala de Arte y Ensayo, la programación pasa a ser diaria y se proyecta una sola película. El nuevo precio es de 75 pesetas. En estos años pasados, la sala nunca se llenaba, observándose que la gente del barrio no era precisamente la que más acudía a ver las películas, salvo en épocas como las vacaciones y algunas festividades. El hábito de la gente los fines de semana era salir del barrio, ir al centro. Dada esta tendencia, a uno de los hijos del dueño se le ocurre la idea de atraer a gente de fuera del barrio. ¿Cómo, si los cines del resto de la ciudad proponían películas similares, cuando no las mismas? Fácil: ofreciendo cine que no se viera en otras salas, por ejemplo, cine de autor, como el que proponían en SEMINCI y en los CINE CLUBS de las Facultades de la Universidad. Un poco al estilo de lo que venía haciendo el TEATRO ZORRILLA también, cine menos comercial, en versión original subtitulada. Para cinéfilos e intelectuales, con temáticas más arriesgadas. Nuestra ciudad tenía cierta tradición, gracias a este tipo de proyecciones, en proyectar películas de este estilo. Ese cambio llevaba una serie de trámites burocráticos, no era tan fácil como ir a la distribuidora y elegir una película de ese tipo y ya estaba. Se solicitó, se concedió y ese 25 de octubre apareció la primera película de este tipo: El hombre de mármol (Czlowiek z marmuru, Andrzej Wajda, Polonia, 1977).
A partir domingo siguiente, hicieron una sesión infantil-juvenil con dos películas a las 4 de la tarde, dejando la película de autor para las dos últimas sesiones, a las 8 y a las 10.30 de la noche. En las Navidades de ese año, la Fundación Municipal de Cultura del Ayuntamiento de Valladolid inicia una iniciativa denominada Muestra de Cine Infantil y Juvenil Internacional (Campaña Navidad-Reyes). Consistió en ofrecer proyecciones de películas los días de vacaciones escolares a las 12 de la mañana, a un precio de 10 pesetas. Las salas que participaron este año fueron BABÓN, CASTILLA, EMBAJADORES, MATALLANA y REX. Las películas las iban rotando por esos cines, de manera que circularan por toda la ciudad. En los sucesivos años se siguió ofreciendo esta muestra, cambiando algunos cines por otros. Así, el tercer año, por ejemplo, desaparecieron BABÓN y REX que fueron sustituidos por ALAMEDA y LA RUBIA. Obsérvese que los tres cines entonces gestionados por JESÚS MATALLANA (ALAMEDA, CASTILLA y MATALLANA) se sumaron a la iniciativa. Aquel tercer año (diciembre 1982 – enero 1983) las proyecciones se adelantaron a las 11 de la mañana y el precio de la butaca había subido a 25 pesetas.
La programación del CINE CASTILLA durante los años 1981 y 1982 siguió con las mismas ideas: cine de autor en versión original, los domingos una primera sesión infantil-juvenil, cierre a mediados de junio, y reapertura a mediados de septiembre (en 1981 se dilató la vuelta hasta noviembre). Algunos títulos se mantuvieron dos semanas seguidas (es de suponer que porque tuvieron más aceptación de asistencia de público), aunque lo normal era que cambiaran a la semana.
Por esta sala pasaron diferentes personas posteriormente vinculadas de una u otra manera al cine en nuestra ciudad. Por ejemplo, JOSÉ MARÍA (“CHEMA”) ALVAREZ GARCÍA, que, en mayo de 1987, se embarca en el proyecto de los CINES CASABLANCA en la Calle Platerías.
En marzo de 1994 se encargó un proyecto de acondicionamiento del edificio a cargo del arquitecto PEDRO CARREÑO AGUADO, pero no llegó a ejecutarse.
En 2022, el edificio ha sido traspasado al Ayuntamiento de Valladolid, que anunció hace tiempo que lo iba a rehabilitar para pasar a formar parte de las dotaciones municipales del barrio. Pero esa “intención” parece haber quedado aparcada en beneficio de otras “urgencias” más necesarias. De ahí, la reivindicación de los vecinos que temen que un buen día el tejado, las paredes, lo que sea, acabe sucumbiendo a los efectos del tiempo y de la inactividad.
Como en otras reseñas, cualquier persona que quiera añadir, complementar o rectificar cualquier dato sobre lo dicho, no tiene más que mandarme un correo electrónico con lo que deseé.










Comentarios
Publicar un comentario